![]() P Vivien Mattei Colón Yo soy boricua… pa’que tú lo sepa” dice un conocido bumber sticker que con frecuencia vemos en nuestras calles. Chiquitos geográficamente hablando, pero con un ego que nadie iguala. Así somos los puertorriqueños quienes disfrutamos ver cómo nuestros atletas, artistas, científicos y estudiantes se destacan a nivel mundial. Somos excelentes anfitriones en nuestras casas, las personales y la casa grande que es nuestro país, en la cual acogemos a los visitantes con gran calor humano y con orgullo mostramos nuestras bellezas naturales. Parece contradictorio que teniendo tanto orgullo por el terruño, le dañemos de forma tan dramática como vemos durante los fines de semana y días feriados cuando se dejan ríos y playas inundados de basura. Las campañas mediáticas y los debates en la prensa y las redes sociales después de la Noche de San Juan y el 4 de julio sobre por qué los boricuas ensuciamos las bellezas naturales que disfrutamos, no han logrado parar la práctica de manejar inadecuadamente los desechos del consumo en su día de ocio. Para el que nos visita, es algo más incomprensible aún. Tal fue el caso del estudiante de intercambio internacional, procedente de la Universidad Autónoma de Baja California que participó este pasado semestre en el Proyecto VITAL del Programa de Comunicaciones de la Universidad Interamericana en Ponce. Jesús García Salazar es un joven mexicano estudiante de Comunicaciones que se ganó la beca de este proyecto que enlaza universidades de Canadá, México, Estados Unidos y la Inter de Ponce, para estimular la investigación estudiantil sobre temas relacionados en el manejo del agua en cada uno de estos países. Los participantes seleccionan el tema de su preferencia y siendo Jesús un amante del surfing, buscó un tema ligado a la calidad de las zonas costeras. Participantes anteriores de este programa, procedentes de Canadá ya habían expresado sorpresa por la aparente poca conciencia que los boricuas tenemos sobre el manejo de los desechos. En el caso del mexicano, su visita a las playas, desde Guánica hasta Isabela, dejó una gran interrogante que decidió convertir en su tema de investigación: ¿Por qué los puertorriqueños ensucian sus playas? Participó en una limpieza de playa en Buyé a iniciativa de jóvenes universitarios y comparó el comportamiento de usuarios de ese popular balneario de Cabo Rojo con el de cientos de asistentes a una competencia internacional de sur-fing en Rincón, donde los organizadores y el municipio coordinaron la limpieza y donde parecía haber mayor conciencia sobre la conservación de la playa. Prefirió un enfoque social-cultural, sin descartar los aspectos científico-ambientales, recogiendo en su corto documental varias entrevistas y reflexiones personales sobre documentos y campañas que promueven la limpieza de playas. Más que responder a la pregunta del título, éstas tratan de explicar aspectos de nuestro sistema social que llevan a estas contradicciones entre el orgullo patrio y el daño que se le hace al motivo del orgullo. Cuando se publicó el reportaje inicialmente en mayo a través de las redes sociales, la reacción de muchos fue responder viceralmente la pregunta: ¡Porque son unos puercos! Eso parece ser evidente, pero no ayuda mucho en la búsqueda de soluciones. La pregunta sigue siendo el por qué somos unos “puercos” como dicen algunos. ¿Por qué tirar sus desechos en forma inapropiada, en lugares inadecuados… en sitios que todos disfrutamos? ¿Lo hacemos en todos los lugares? No parece ser así cuando viajamos a otras ciudades del extranjero, donde respetamos el medioambiente. Algunos llevan el debate a uno sobre la desigualdad social que raya en el discrimen. Dicen que los que ensucian las playas públicas son los pobres ya que los ricos no las usan pues están en lujosos yates, hoteles, mansiones o clubes privados. Otros dicen que es una reacción de rebeldía y actitud de prepotencia; es la actitud del “lo ensucio porque puedo y que lo limpie otro que para eso pago contribuciones”. Otros reclaman que no solo nos enfoquemos en esas playas en días feriados sino que investiguemos el trato que el Estado le da a estos recursos naturales, descargando otros tipos de desechos cuando nadie los ve. Es sin duda también un problema económico y de consumo. Es basura lo que adquirimos y descartamos. La mayor parte de esos desechos que dejan los que disfrutan en ríos y playas son latas de bebidas, utensilios, vasos y platos desechables, pañales, colillas de cigarrillo, toallas de papel, entre otros. Muchos de estos productos son reciclables y hemos visto personas que se dedican a recogerlos para revender, al menos es el caso del aluminio. En lo que sí parece haber consenso es en la necesidad de educar desde la infancia a cada ciudadano para que aprenda a respetar sus recursos y asuma responsabilidad para su conducta. No es solo la educación formal sobre temas ambientales, sino la conciencia sobre el otro, sobre la convivencia colectiva, sobre el respeto a lo propio y lo de todos. Eso no se logra con una campaña mediática. ¿Qué se puede hacer? Aparte de la infraestructura que el gobierno estatal y los municipales puedan aportar para el recogido de la basura, lo más importante es aprender a reducir los desperdicios y depositar de forma adecuada aquellos que no podamos evitar. Cuando organizamos una gira, es el mejor momento para educar a familiares y amigos. Demuestra que estás a la moda con eso de ser “verde”. La actitud de que “yo ensucio porque puedo”, está pasé, out. Usa utensilios reusables en vez de plástico desechable. Que cada cual tenga un plato, cubiertos y vaso y al concluir el día se lo lleve y lo lave. ¡Es más económico! Latas y envases plásticos se pueden recoger y llevar a reciclar. Los demás desechos, los recoges en una bolsa, preferiblemente de material amigable al ambiente y los depositas en un zafacón. Sería ideal que las autoridades municipales no solo pongan suficientes zafacones sino que también tengan receptáculos para reciclar aluminio, plástico y cartón. La próxima vez que salgas de gira a disfrutar un pedacito de este paraíso natural en el que vives, pien-sa en lo orgulloso que se lo muestras a un visitante y la agradable que es para ti visitarlo con tu familia cuando está limpio. Contribuye a que podamos seguir sintiéndonos orgullosos no solo de nuestro terruño, sino de nuestra gente. Es un asunto en el que todos tenemos responsabilidad. Como la calle, la playa es de todos. ¡Se tú el ejemplo! Para ver el reportaje ¿Porqué los puertorriqueños ensucian sus playas?, acceda aquí Recurso: http://www.periodicolaperla.com/index.php?option=com_content&view=article&id=4123%3Aensuciando-las-playas-y-el-orgullo-puertorriqueno&catid=136%3Acogiendo-calle&Itemid=424 Ejemplo Campaña Educación en Acción CESAM en Ocean Park- Noche de San Juan
1 Comment
11/24/2014 09:15:51 am
¿Por qué Puerto Rico sale a votar más que Estados Unidos?
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