![]() Cultivan debajo del mar. Al igual que los agricultores lo hacen, investigadores, estudiantes y voluntarios dedican su tiempo y esfuerzo para lograr la cosecha; pero en este caso no es ningún fruto o verdura, sino corales que posteriormente habitarán en los arrecifes. Se trata del Programa Comunitario de Acuacultura de Corales y de Rehabilitación de Arrecifes de Coral, fundado en 2003 por una colaboración entre el Grupo de Investigación de Arrecifes de Coral de l aUniversidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras, la Asociación de Pescadores de la Isla de Culebra, la Sociedad Ambiente Marino, y la organización sin fines de lucro CORALations. El investigador asociado del Centro de Ecología y Conservación Aplicada del grupo de investigación de la UPR, Edwin Hernández Delgado, quien está involucrado en el proyecto desde sus inicios, manifestó que el mismo comenzó para reintroducir, restaurar, rehabilitar y restituir el coral cuerno de ciervo en diversos arrecifes impactados por bombardeos militares. Esta especie está en peligro de extinción bajo la Ley Federal de Animales en Peligro de Extinción. El proyecto inició con entrevistas a pescadores locales, quienes dieron luz a los investigadores sobre qué tipos de corales habitan en qué zonas. Posteriormente, utilizaron distintas técnicas para crear las fincas de cultivo de corales en Bahía Tamarindo, que ubica al este. “Usando unas rejillas revestidas de plástico colocamos parte de un coral, que entonces crece lentamente. Una vez alcanza el crecimiento deseado los llevamos hasta los arrecifes, su hábitat natural’, explicó el doctor en biología tropical. La participación comunitaria, por medio de varias organizaciones no gubernamentales, buzos voluntarios, estudiantes de escuelas y universidades, ha sido clave para el éxito del proyecto de restauración de corales en Culebra. Uno de esos entes que forma parte de esta iniciativa es la organización sin fines de lucro, CORALations. La organización provee anualmente un curso libre de costo para unos 12 a 15 niños residentes de Culebra entre las edades de 10 a 18 años. Los niños y jóvenes aprenden sobre cómo proteger el hábitat de los corales y con su colaboración en el proyecto comunitario se convierten en buzos certificados. “Los niños de Culebra ayudan monitoreando las fincas y se involucran en el proceso. Esta es la razón principal por la que este es el programa más exitoso del Caribe, porque involucramos a la comunidad en el proyecto. Además que para los estudiantes es bien divertido estar bajo agua”, afirmó la cofundadora Mary Ann Lucking. Lucking utilizó como ejemplo que cuando los niños siembran plantas, desarrollan sentido de pertenencia y luego cuidan de ellas y observan por que otros también lo hagan. Asimismo, sirven de portavoces en la comunidad. Además, la cofundadora indicó que la organización busca cómo expandir la cantidad de escuelas visitantes, quienes participan del proyecto al hacer un donativo. Ese mismo rol de ser voceros y de colaborar de forma voluntaria en el proyecto comunitario, lo tienen los universitarios que forman parte delCapítulo Estudiantil de la Sociedad de Ambiente Marino. Alfredo Montañez, presidente del colectivo, afirmó que el trabajo que realizan los universitarios es uno muy arduo. Sobre su experiencia, contó que “trabajar allá abajo está brutal porque interactúas con distintos organismos. No es un trabajo fácil porque a veces estás una hora y media o dos en el mismo lugar dándole mantenimiento a la finca”. Explicó que distintos organismos como las algas se adhieren a las estructuras, por los que requieren de monitoreo y mantenimiento. El capítulo estudiantil visita el municipio al menos dos veces al mes para la labor de mantenimiento. El estudiante de cuarto año añadió que colaborar en la restauración de corales es una nueva forma de visitar Culebra, pues no se trata de unas vacaciones o una tarde de recreación. Hernández Delgado, especialista en la ecología de los arrecifes de coral, manifestó que precisamente el empoderamiento de la comunidad en el proyecto es clave para su éxito. “Proveemos las herramientas a la comunidad para manejar las fincas. Usamos a la comunidad que ahora hacen sus propias propuestas y nosotros solo los ayudamos”, manifestó. Además de tener las fincas de corales, investigadores y estudiantes de la UPR realizan distintos estudios en el área. Por otra parte, el profesor universitario indicó que se desarrolla un proyecto en conjunto con la organización de Vegabajeños Impulsando el Desarrollo Ambiental Sostenible (VIDAS), para crear fincas de otro tipo de coral, el cuerno de alce. Así pues, los agricultores del mar seguirán sembrando bajo el mar para facilitar la recuperación de arrecifes de coral degradados, perturbados o destruidos por diversas actividades humanas o por el calentamiento en el mar. Para más información sobre este proyecto pulse aquí. Para más fotos pulse aquí. Recurso: http://www.vocero.com/agricultores-del-mar/
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