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A New Dolphin Species, the Burrunan Dolphin Tursiops
australis sp. nov., Endemic to Southern Australian Coastal Waters Por : Kate Charlton-Robb, et al
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![]() Una esperanza para una agricultura sostenible, eficiente y productiva, a través de una técnica natural modernizada, o una práctica científica monopolizada utilizada como una arrogante estrategia capitalista para competir por poder alterando los ecosistemas de la naturaleza y por ende, afectando la salud global? Desde el principio de los tiempos, la agricultura ha sido un icono soberano y esencial para la economía de los países. Entrando a la década de los 90, empezó a surgir una técnica que tiene como objetivo convertir y mejorar este icono hacia un nivel más productivo y eficiente: el uso de organismos transgénicos. Según Catacora, éstos son organismos cuyo material genético ha sido modificado por medio de técnicas y métodos de la biotecnología moderna a través de la ingeniería genética, dando origen a organismos que naturalmente no ocurrirían. Sucesos como cuando en el 1920 surgieron las primeras plantaciones con semillas hibridas, por medio de selección y cruzamiento de plantas de maíz, para el 1973, Stanley Cohen y Hebert Bouyer establecen las bases de la tecnología de la recombinación de los ácidos nucleicos llevando así a los principios de la ingeniería genética, y cuando los primeros productos de la biotecnología empezaron a surgir en el 1982 con la insulina humana para el tratamiento de diabetes son los que le dieron un norte e influenciaron a esta relativamente “nueva” estrategia. Esta innovación trajo muchos avances para la agricultura. La primera generación de plantas transgénicas se enfocaron en la introducción de genes para resistencia de insectos y tolerancia a herbicidas, las cuales reducen pestes y malezas, y en la producción por la planta de una toxina para el control de plagas. Entre los primeros cultivos genéticamente modificados que pasaron a ser comercializados se encuentra el tabaco en los 1990 en China y en el 1994 empezó la comercialización del tomate de maduración retardada en los Estados Unidos.[3] Entre los cultivos a gran escala, se encuentra la soja, el maíz y el algodón; productos esenciales en la cultura y economía de muchos países. El uso de los organismos transgénicos ha sido monopolizado por cinco grandes empresas transnacionales: Syngenta, Bayer CropScience, Monsanto, DuPont y Dow. El progreso instantáneo de esta innovación tiene números de 200.000 hectáreas en 1995 a unos 52,6 millones para el 2001.[1] Sin embargo, en el presente, a pesar de este progreso, los organismos transgénicos han ocasionado un debate mundial como consecuencia del sinnúmero de riesgos y la falta de orientación a cerca del impacto en la salud global, llevando esto a una serie de contrariedades. Para llevar a cabo una inserción de algún gen o producir plantas transgénicas, se utilizan varias técnicas que surgieron gracias al descubrimiento de enzimas de restricción y plásmidos. Entre las usadas en la agricultura se encuentran el PCR, el cual al tercer ciclo, un cuarto de las moléculas corresponden a la secuencia en mira, con ambos lados y tamaños iguales, el uso de plásmidos Ti, lo cual células transformadas llevando el gene de interés puede regenerar completamente plantas que tienen el nuevo rasgo por el gen, y la fusión de protoplastos con la cual se realiza una transferencia directa de genes de donde se tienen híbridos nucleares y células transgénicas por recombinación.[5] Otra técnica es la biolística en donde “bombardean” las células con partículas con el DNA del que se desea introducir. Los organismos transgénicos se le cortan genes para ser transportados y pegado en otro organismo receptor.[1] Para llevar a cabo se usa una serie de pasos: primero se identifica y se corta los genes que codifican el gen de interés o “target gene”, para luego introducir el gen de interés en las células a través de un vector en el que quiere ser manipulado. Le sigue la utilización de un gen promotor, normalmente viruses, que indique al gen de interés introducido cuando activarse u desactivarse en el nuevo organismo. Para finalizar, como es un proceso al azar, sin conocer con exactitud las células que lograran introducir el gen de interés, se requiere identificar los casos exitosos de inserción utilizando un “gen marcador”. Según Catacora, los genes utilizados son genes desnudos, sin su habitual capa proteica de protección, haciendo que sean inestables y recombinables, lo cual lleva al “principio” de los argumentos establecidos por los activistas que se oponen a dicha novedad. Al esta convertirse inestable, suben las posibilidades de que ocurra una contaminación genética. Sin embargo, los organismos transgénicos en la agricultura tienen como objetivo “cuidar el medio ambiente y tener variedades resistentes a herbicidas, lo cual permite una reducción de los usos de productos agroquímicos.”[4] Ésto ha dejado mucho que hablar para los agricultores criollos sobre los genes de las plantas modificadas al escaparse por polinización de semillas, entre otras, hacia especies silvestres. Entre los casos de contaminación genética se encuentran el de Starlink, los biofarmaceuticos en USA y la contaminación del maíz mexicano.[6] En articulo redactado por Spendeler afirmó que el caso de Starlink comenzó al autorizar el maíz transgénico en USA como alimento para animales solamente ya que este tenía un alto potencial alergénico de la proteína Cry9C presente y en el 2000 se detectó que la presencia de Starlink solo representaba un 0.4% del total de la superficie de maíz plantado y la cantidad de hectáreas contaminadas fue mucho mayor. La proteína Cry9C se encontró en otras ochenta variedades de semillas de maíz y un producto derivado del maíz blanco. Se han visto incertidumbre en la descripción por las empresas de los genomas de la soja Roundup Ready, del maíz NK603 y Bt11 del Syngenta, y todos ya han sido aprobados para entrar a nuestra cadena alimenticia.[2] No solo la contaminación genética introduce un factor importante de inseguridad alimenticia, sino también se crea la oportunidad de interaccionar con el resto de los seres vivos. Está comprobado que el polen transgénico de plantas Bt está empezando a tener impactos negativos en algunas comunidades de animales, entre ellos, la larva monarca.[7] No obstante, la realidad es que en base científica, los transgénicos “son” completamente naturales, y al fin y al cabo todos estos procesos terminan ocurriendo a largo plazo. El conflicto llega al introducirlos en nuestra cadena alimentaria. Al los transgénicos ser provenientes de bacterias y virus patógenos, éstos adquieren resistencia del sistema inmunológico y pudiera ocasionar desde alergias hasta cánceres.[3] Según la revisión bibliográfica de Domingo, ya han ocurrido efectos alergénicos del maíz MON863 de Monsanto, alteraciones al metabolismo del arroz LLRICE62 de Bayer CropScience y en la mayoría, ya han sido aprobados por la “European Food Safety Authority”, pasando por alto estas deficiencias. Se debe aclarar que la raíz del debate se ha convertido en la falta de información y comprensión adecuada de sus impactos ambientales y por ende, de salud. A estos problemas, se le suman los socio-económicos y políticos. Ésto conlleva a una cierta incertidumbre en la credibilidad y fe que tenía los organismos transgénicos. Las controversias principales relacionando a los organismos transgénicos en la agricultura son las ecológicas y ambientales, las cuales crean una cadena involucrando problemas socioeconómicos y políticos que impactan directamente a la sociedad. La tecnología se generó primero en instituciones públicas y en universidades.[2] Pero como todo buen concepto, las grandes empresas empezaron a hacer investigaciones relacionadas, realizaron inversiones y terminaron adquirieron patentes de ellas y adueñándose de la versátil novedad. Con esta visión, empezaron a controlar los organismos transgénicos lo cual llevó a su comercialización. Como consecuencia, los intereses económicos empezaron a surgir y trajo con ello la desconfianza y problemas de credibilidad. Al volverse poderosos con su éxito, establecen políticas autoritarias, ambiciosas y temerarias. Por ejemplo, Spendeler resaltó en su articulo que la política que Estados Unidos tomó con el lema “si no me quieres comprar mezclado, el transgénico con el ‘normal’, pues no te vendo” debido a que era muy costoso separar ambas y su debido transporte. Más aún, este problema político se convierte en uno socio-económico al impactar directamente al agricultor criollo y a pequeños productores, y obligarlos a ser dependientes a estas empresas grandes. El monopolio creado para comercializar organismos transgénicos produce un debilitamiento en la soberanía alimenticia y crea una exclusión indirecta de los pequeños productores debido a los gastos altos de la tecnología y surge una “competencia” por lo autónomo. Como consecuencia, la tecnología cae “solamente” en las manos de los productores con alta capacidad de inversión (semillas patentadas, agroquímicos y maquinaria pesada) Por otro lado, el uso de OMG mecaniza la agricultura con su producción de biocombustibles y por ende, elimina la mano de obra y afecta la creación de trabajos.[1] Sin embargo, éstos son consecuencias de la unión entre política y ciencia, y a largo plazo, son “inevitables”. A pesar de ésto, los OMG reducen los costos de producción y aumenta la calidad del grano en la agricultura llevando a un aumento en la productividad de la agricultura.[4] El rechazo de los organismos transgénicos está aumentando gracias a estos problemas políticos y a la falta de conocimiento sobre las consecuencias e impactos ambientales que éste conlleva. El objetivo primordial del los organismos transgénicos se está perdiendo en un mundo lleno de arrogancia y intereses individualistas. Los OMG son un tema delicado con muchos puntos que considerar. Todo depende de que lado del cristal se esté analizando. El trabajo científico está en su cúspide y las investigaciones sobre la contaminación genética y salud están en proceso. Todo depende del que controla el concepto. Recordaremos que la palabra agricultura tiene agri- como prefijo pero también tiene -cultura como sufijo y de eso es lo que también debemos tener siempre en cuenta. La agricultura es parte de nuestra cultura y no se debe crear competencias innecesarias simplemente por intereses arrogantes. El material genético debería ser parte de nuestro patrimonio como humanidad. Ahora es que esta innovación relativamente fácil de cultivar, permitiendo el desarrollo de nuevos variantes va a coger vuelo. Tardará para indagar sobre los efectos ecológicos y de salud pero todo depende de nosotros los seres humanos: científicos, empresarios, agricultores y ciudadanos. Mas información: http://www.miprv.com/?s=transg%C3%A9nicos Referencias [1]Catacora, Goergina. "La Papa Transgenica En El Centro De Origen: Riesgos E Implicaciones."Planet-Diversity.org. Tierra Viva, 2006. Web. 16 May 2010. <http://www.planet- diversity.org/fileadmin/files/planet_diversity/Programme/Workshops/GMO-latinAmerica/La_papa_transgenica_en_el_centro_de_origen_Jun_06.pdf>. [2]Domingo, Jose, y Mercedes Gomez. "Riesgos sobre la Salud de los Alimentos Modificados Geneticamente: Una Revision Bibliografica." Scielosp.org. Universidad "Rovira IVirgili". Tarragona, June 2000. Web. June 2010. <http://www.scielosp.org /scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-57272000000300003>. [3]"Riesgos Potenciales De Los Organismos Modificados Geneticamente En La Agricultura Y La Alimentacion." Produccionbovina. Ed. Amigos De La Tierra. Friends of the Earth International, June-July 2002. Web. 10 May 2010. <http://www.produccionbovinacom.ar/sanidad_intoxicaciones_metabolicos/intoxicaciones/04 riesgos_organismos_modificados_geneticamente.pdf>. [4]Prescott, Vanessa E., y Peter M. Campbell. "Transgenic Expression of Bean A-Amilase Inhibitor in Peas Results in Altered Structure and Immunogenicity." Journal of Agricultural and Food Chemistry 53 (2005): 9023-030. Ebsco. Web. 20 May 2010. [5]Sanchez, Trinidad. "Plantas Transgenicas." Uned.es. June 2008. Web. <http://www.uned.es/experto-biotecnologia-alimentos/TrabajosSelecc/TrinidadSan chez.pdf>. [6]Spendeler, Liliane. Organismos Modificados Geneticamente. Vol. 79. Revista Espanola De =Salud. Ser. 2. SciELO - Scientific Electronic Library Online. Mar.-Apr. 2005. Web. 23 May 2010 [7] Rayor, Linda, and John Losey. "Transgenic Pollen Harms Monarch Larvae." McMillan Magazines 399: 214. Web. 20 May 1999. Alfredo Montañez AcunaPresidente C.E.S.A.M. Coral could be used to create Sunscreens Posted on 31/08/2011 Researchers at King’s College London have discovered how coral produces natural sunscreen compounds to protect itself from damaging UV rays, leading scientists to believe these compounds could form the basis of a new type of sunscreen for humans. The team has begun to uncover the genetic and biochemical processes behind how these compounds are produced and eventually hope to recreate them synthetically in the laboratory for use in developing sun protection. This month, as part of the three-year project funded by the Biotechnology and Biological Sciences Research Council (BBSRC), the King’s team collected coral samples for analysis from the Great Barrier Reef, a collaboration with Dr Walter Dunlap from the Australian Institute for Marine Science and Professor Malcolm Shick from the University of Maine USA. Coral is an animal which has a unique symbiotic partnership with algae that lives inside it - the algae use photosynthesis to make food for the coral and the coral waste products are used by the algae for photosynthesis. Because photosynthesis needs sunlight to work, corals must live in shallow water, which means they are vulnerable to sunburn.Dr Paul Long, Senior Lecturer from the Institute of Pharmaceutical Science at King’s College London, who is leading the project, said: ‘We already knew that coral and some algae can protect themselves from the harsh UV rays in tropical climates by producing their own sunscreens but, until now, we didn’t know how. ‘What we have found is that the algae living within the coral makes a compound that we think is transported to the coral, which then modifies it into a sunscreen for the benefit of both the coral and the algae. ‘Not only does this protect them both from UV damage, but we have seen that fish that feed on the coral also benefit from this sunscreen protection, so it is clearly passed up the food chain. ‘This led us to believe that if we can determine how this compound is created and passed on, we could biosynthetically develop it in the laboratory to create a sunscreen for human use, perhaps in the form of a tablet, which would work in a similar way. ‘We are very close to being able to reproduce this compound in the lab, and if all goes well we would expect to test it within the next two years.’ A long-term goal of the King’s study is to look at whether these processes could also be used for developing sustainable agriculture in the Third World, as these natural sunscreen compounds found in coral could be used to produce UV-tolerant crop plants capable of withstanding harsh tropical UV light. ‘The part algae play in protecting itself and coral against UV is thought to be a biochemical pathway called the shikimate pathway, found only in microbes and plants. If we could take the part of the pathway that the coral generates, and put this into plants, we could potentially also utilise their shikimate pathway to make these natural sunscreens,’ said Dr Long. ‘If we do this in crop plants that have been bred in temperate climates for high yield, but that at present would not grow in the tropics because of high exposure to sunlight, this could be a way of providing a sustainable nutrient-rich food source, particularly in need for Third World economies,’ he concluded. Not only has the study revealed the potential of the coral’s compound to protect both humans and crops from the sun, but Dr Long’s team is also looking for clues as to how climate change is leading to coral ‘bleaching’, which can lead to coral death. Bleaching occurs when a rise in sea temperature (by 2-3 degrees more than the summer average) means the algae is lost from the coral tissues, and if the relationship between algae and coral is not re-established, the coral may die. In 1998, world-wide temperature anomalies resulted in a global bleaching event causing major coral mortality on 16 percent of the world’s coral reefs. As coral reefs provide a habitat for many forms of sea life, this can lead to significant loss. Following the recent collection of samples from the Great Barrier Reef, the King’s team is looking at the genetic and biochemical changes that occur when coral is exposed to light at higher water temperatures. It is thought that this study will contribute vital knowledge for management and conservation of reef biodiversity in the context of global warming. For further information and images of the King’s trip to the Great Barrier Reef, please contact Emma Reynolds, Press Officer at King’s College London, on 0207 848 4334 or email emma.reynolds@kcl.ac.uk
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