![]() Por Daileen Joan Rodríguez La expectativa es criar peces para venderlos a nivel comercial. Cabo Rojo. Imagínese comer pescado del país cultivado en un tanque de agua salada. Pues sí es posible ya que existe un ambicioso proyecto de acuicultura que se gesta en la villa pesquera de la comunidad El Corozo, en Cabo Rojo, donde varios pescadores aprenden a cultivar alevines como el colirrubia y cobia, con miras a que en un futuro puedan llevarlo a nivel comercial. La escasez de alimentos es un tema harto mencionado, pero que sigue preocupando al país puesto que importamos sobre un 80% de lo que consumimos. De otra parte, los trabajadores del mar locales enfrentan limitaciones a la hora de pescar cuando amenaza algún fenómeno atmosférico, entre otros eventos. Dentro de este marco, un grupo de expertos en ciencias marinas y pesca, ha llevado al éxito un proyecto apostado bajo el Programa Sea Grant del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), que augura buenas noticias en lo que a seguridad alimentaria se refiere. “Hemos tenido excelentes resultados en la tasas de crecimiento de la colirrubia y la cobia y entendemos que su cultivo es potencialmente bueno para llevarlo a nivel comercial”, destacó el doctor Edgardo Ojeda Serrano, asesor marino con especialidad en pesca e investigador principal del proyecto. Un grupo de siete pescadores aprende bajo este programa -sustentado con propuestas federales- a fertilizar, cultivar, alimentar y engordar a los peces. Esto bajo la supervisión directa y constante de biólogos marinos que atienden el proyecto, cuya inversión desde el 2010 ya ronda los $200,000, incluyendo salarios e incentivos para los participantes. A estos se unen otros siete estudiantes del Instituto Socioeconómico Comunitario (Insec). “La idea es que los pescadores sean capaces de utilizar un recurso, en adición al recurso natural. Las expectativas que tenemos es que el recurso se mantenga más saludable y por eso, en este tercer año, dejamos de capturar semilla (peces juveniles) y decidimos importarla”, indicó Ojeda Serrano. El proyecto comenzó en el 2010 junto al doctor Andrés Revollo Barrios (quien ya falleció) y el doctor Dalas Alton (que ahora se desempeña en otros proyectos). “Se capturaba semilla en su ambiente natural para engordarlos. Se hacía con los permisos de Recursos Naturales, pero eventualmente se dejó de capturar semilla para darle un descanso al ambiente natural. Por lo que se empezó el vivero de peces de agua salada importando la cobia de la Universidad de Miami”, señaló el investigador. Una próxima fase sería desarrollar un vivero más grande para evitar el costo de transporte de la semilla para producir pescado a un costo menor y poder llevarlo a escala comercial. Para ello, hay otra propuesta presentada por el Municipio de Cabo Rojo ante Agricultura federal y el Instituto Nacional de Alimento y Agricultura, para desarrollar la siembra (fertilización) en el vivero. “Necesitamos también el respaldo de la academia porque esto es una inversión de futuro”, acotó Ojeda Serrano. La cobia es un pez de aguas tropicales que llega a pesar hasta 15 libras y su carne es muy preciada en los mercados por lo rica y escasa, pues es un pez solitario de difícil pesca en su ambiente natural. Se preparó también un almacén donde se cultivan algas y se produce el alimento especial, que los pescadores y estudiantes también aprenden a confeccionar. Para ello, el biólogo marino Fabián Orlando Chaparro Moreno dedica horas de supervisión a 16 tanques e intercambia conocimiento con los participantes de este ambicioso proyecto, pionero a nivel local y único en el país. Recurso: http://www.primerahora.com/noticias/isla/nota/pescadoresapuestanalaacuiculturaencaborojo-961259/
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