Insectos Que Se Comen?

Insectos Que Se Comen
Insectos comestibles Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural | 09 de mayo de 2018 Lo anterior fue documentado en el Códice Florentino, escrito por Fray Bernardino de Sahagún, donde se describen 96 especies de insectos comestibles en ese entonces.

En la actualidad, México cuenta con 549 especies comestibles y es uno de los países más ricos en insectos. Existen aproximadamente 1,681 especies de insectos en todo el mundo que son aptos para la alimentación, esto significa que nuestro país cuenta con casi una tercera parte de ellos. Estos son una fuente alimenticia altamente nutritiva y saludable, poseen un alto contenido de grasas, proteínas, vitaminas, fibras y minerales e incluso resultan ser mejor que la carne de res, puerco y pollo.

Dentro de la República Mexicana, los estados del sur, centro y sureste son los principales productores y consumidores de insectos. Algunos ejemplos de son los pulgones, escarabajos, mariposas, moscas, chapulines, gusanos de maguey, jumiles y escamoles; cabe destacar que algunos de estos insectos son considerados como exóticos.

Su consumo, lejos de ser considerado como un alimento de último recurso, se da por gusto, tradición, por su abundancia y porque la gente los califica como limpios, sabrosos y nutritivos. ¿Sabías que.? En México se consume el ahuatle, es decir, el huevo de la chinche de agua conocida como axayácatl.

: Insectos comestibles

¿Cuáles son los insectos más consumidos en el mundo?

Los insectos comestibles más consumidos En todo el mundo se consumen más de 1.900 especies de insectos comestibles, Sin embargo, esta cifra sigue aumentando a medida que se llevan a cabo más estudios sobre esta cuestión. La mayoría de estas especies conocidas se recogen directamente del medio natural, pero los datos disponibles sobre las cantidades de insectos que son ingeridos en todo el mundo son escasos.

  1. En cualquier caso, sí hay acuerdo en que de los centenares de especies de insectos utilizados como alimento humano en todo el mundo, los más comunes pueden englobarse en cuatro grupos: escarabajos;, abejas y avispas; saltamontes y grillos y, por último, polillas, orugas y mariposas.
  2. Según la FAO, los insectos más consumidos son los escarabajos (coleópteros, 31%), las orugas (lepidópteros, 18%) y las abejas, avispas y hormigas (himenópteros, 14%).

Les siguen los saltamontes, las langostas y los grillos (ortópteros, 13%), las cigarras, los fulgoromorfos y saltahojas, las cochinillas y las chinches (hemípteros, 10%), las termitas (isópteros, 3%), las libélulas (odonatos, 3%) y las moscas (dípteros, 2%).

¿Qué insectos se usan para el consumo humano?

En el mundo hay más de 1.900 especies de insectos comestibles, sin embargo, los más utilizados en la producción de alimentos para humanos son grillos (Acheta domesticus), larvas de mosca soldado negra (Hermetia illucens) y gusanos de la harina (Tenebrio molitor).

¿Cuántos insectos se comen en el mundo?

En el mundo hay más de 1.900 especies de insectos considerados comestibles, que forman parte de la dieta de unos 2.000 millones de personas.

¿Qué insecto se come en todo el país?

En todo el país comemos escamoles, hormigas, gusanos o chinches, sólo por mencionar algunos. Además de ser muy ricos en proteína, el sabor y la textura de cada uno de ellos es muy particular.

¿Cómo se llama el gusano que se come?

La frase “viscosos pero sabrosos” de seguro nos lleva al recuerdo de una de las películas más tiernas de nuestra infancia, pero siendo sinceros, ¿crees que comer un gusano pueda ser realmente delicioso? Para muchos, la palabra chontacuro no está dentro de su vocabulario, sin embargo, para quienes han tenido la dicha de visitar la Amazonía ecuatoriana es sinónimo de un manjar exquisito donde el protagonista es el conocido mayón, cuyo nombre proviene del idioma kicwha y significa “gusano de chonta”. Existen varios tipos de mayones destinados para el consumo alimenticio, unos son los que nacen en la chonta, otros son los que se reproducen en la planta de meretel o en la shigua. Dentro de la mayoría de las familias autóctonas de la Amazonía, el chontacuro a ocupado por siglos un lugar especial como ingrediente destacado dentro de su dieta alimenticia.

Esta larva, que puede medir aproximadamente, 5 centímetros de largo y 2 de diámetro es preparada en una variedad de platos típicos, ya sea asada, cocinada y frita. Con el pasar de los años, el sabor de estos gusanos se ha fusionado con otros ingredientes hasta convertirse en un producto gastronómico exótico que todo aventurero debe degustar al recorrer Ecuador.

Si bien, la forma y sabor es lo que más resalta de los chontacuros, hay quienes también les atribuyen propiedades curativas. Los nativos aseguran que ayuda a prevenir las enfermedades respiratorias, y alivian la tos y el asma, por lo que recomiendan ingerirlo crudo.

¿Te atreverías a probarlo? Actualmente, cada mayón es comercializado a 0,50 ctvs por los lugareños, quienes comentan que los gusanos nacen luego de que un tipo de escarabajo, mejor conocido como picudo negro, pone sus huevos en el corazón del árbol de chonta, donde se convierten en larvas, y tras dos o tres meses, se desarrollan hasta tomar su forma habitual.

El más consumido es el gusano de la chonta por ser de mayor cultivo y de crecimiento más próximo a los domicilios y chakras de los pobladores. Los habitantes de las nacionalidades de la Amazonía han aprovechado este recurso alimenticio para crear platos típicos como: maito, pincho, fritos, en ceviche, pizza y hasta en cocteles y vodka.

El maito de chontacuro, es uno de los platillos más destacados. Se prepara colocando a los mayones en una hoja de bijao, estos deberán ser cortados cuidadosamente para mantener su consistencia, se agrega sal al gusto y se pone sobre la brasa unos cinco minutos, aproximadamente. Para prepararlos a manera de pincho se colocan al menos cinco mayones en un chuso, mismos que deberán ser puestos al calor de la brasa.

Se sirven acompañados de yuca, encurtido y guayusa. Otro de los platos que se puede preparar es “Juanes de mayones”, que consiste en refreír arroz cocido con cúrcuma y mezclar junto a los mayones fritos y rodajas de huevo duro; todos estos ingredientes se envuelven en hoja de bijao y se colocan en una olla para culminar su cocción al vapor, de preferencia en una olla tamalera.

  • Cuando visites la Amazonía encontrarás este alimento en los emprendimientos turísticos, patios de comida típica y puestos de expendio de productos naturales de esta zona.
  • Si aún no los pruebas te recomendamos que inicies degustando los deliciosos pinchos.
  • Te aseguramos que serán viscosos pero sabrosos.

Aquí te contamos sobre otros sabores exóticos de nuestra Amazonía

¿Qué insectos se comen en China?

El consumo de insectos, entre la necesidad y el placer gastronómico | Offarm La entomofagia o alimentación a base de insectos no es un fenómeno nuevo. Además de las pruebas arqueológicas que indican que esta práctica se remonta a los tiempos más antiguos, existen otras más antropológicas que evidencian la importancia que tuvieron los insectos en las dietas de nuestros antepasados homínidos.

La entomofagia tampoco es una práctica rara, aberrante o meramente marginal: todavía hoy los insectos son una importante fuente de proteínas para los aborígenes australianos, para muchas culturas tribales de Sudamérica, de África, de Asia y de Oceanía, así como para otras poblaciones urbanas como los chinos de Pekín, los japoneses de Tokio o los mexicanos del Distrito Federal.

Orugas y larvas de gorgojo de las palmeras recién llegadas del barco de línea del río Congo en el mercado central de Kinshasha (República Democrática del Congo). Por muy inteligentes que nos consideremos, los hombres no somos más que primates y, como bien saben los zoólogos, la gran mayoría de estos animales consumen activa o incidentalmente insectos.

  • Para algunos primates actuales, como el aye-aye, los gálagos o los micos de noche, los insectos constituyen con diferencia la parte más importante de la dieta.
  • Para otros, como los lémures enanos, loris, titís, capuchinos, monos ardilla, macacos, cercopitecos y babuinos, los insectos y a menudo las arañas son también parte importante de su régimen alimenticio o, como mínimo, un complemento indispensable.

Incluso los monos más vegetarianos, como los colobos, los langures y el gorila consumen insectos de forma involuntaria, envueltos en hojas o enterrados en la pulpa de las frutas, o de un modo más activo cuando se despiojan mutuamente. Los monos invierten muchas horas en el despiojado mutuo, hasta el punto de que puede decirse que ésta es una de sus actividades sociales más importantes.

  • Pero el despiojado no es tan sólo una actividad altruista: cuando un mono le saca los piojos a un congénere también suele tragárselos, no sólo porque así se asegura que no volverán a infestar a su huésped, sino porque además obtiene una fuente de proteínas suplementaria.
  • Al igual que los otros primates, los seres humanos sufrieron durante siglos el acoso de los piojos -y continúan sufriéndolo en las apartadas regiones a las que no han llegado el jabón y los insecticidas-, viéndose obligados a practicar el despiojado mutuo con pautas similares a los simios: cuando una muchacha despiojaba el cabello de su hermana o cuando una madre quitaba los piojos de la ropa de su hijo, no era raro que, tras reventar entre sus dientes el cuerpo de los pequeños torturadores, se los tragara de un bocado para asegurarse de que no volverían a infestar a su familiar.

Los chimpancés, que son nuestros parientes más cercanos, consumen insectos con tanta avidez como colobos rojos, jabatos u otros jóvenes ungulados. Las termitas, y en algunas zonas las hormigas safari o dorilinas, son los insectos más importantes de su dieta, pero las orugas, que no están tan concentradas a menos que lleguen a transformarse en plaga, son consideradas como una gran exquisitez.

Para capturar las temibles hormigas safari, los chimpancés escogen una rama y, tras arrancarle sus hojas y ramitas, la transforman en una vara fuerte y flexible de unos 60-70 cm de longitud; acto seguido, la introducen en un hormiguero o en una columna de hormigas, esperan a que éstas trepen en masa por la vara y, con un rápido gesto, se meten el palo en la boca antes de que éstas tengan tiempo de morderles.

Para capturar termes, deshojan tallos de hierba y los insertan en los agujeros del termitero; cuando el tallo está lleno de soldados que muerden sus costados, el chimpancé simplemente lo retira y se los traga de un bocado. A veces, cuando tienen una colmena a mano, untan las varas o los tallos con miel para que los insectos no se escapen al retirarlos.

  1. Yanomani de Venezuela comiendo un pirulí con un grillo entero en su interior.
  2. Si la entomofagia fue uno de los motivos fundamentales para que varias poblaciones de chimpancés desarrollaran herramientas, es muy probable que este rasgo impulsor de la inteligencia fuera desarrollado o readoptado por nuestros antepasados homínidos.

Varios autores, en todo caso, afirman que cuando nuestros primitivos ancestros abandonaron las selvas para ocupar las llanuras abiertas, los insectos formaban una parte esencial de su dieta. Y es muy probable que continuaran siéndolo en los homínidos que les sucedieron, hasta llegar al hombre moderno, en cuya dieta los insectos tienen una importancia mucho menos marginal que lo que suele suponerse.

  • Entomófagos urbanos La alimentación es uno de los aspectos del comportamiento humano que más claramente se ve afectado por el aspecto cultural.
  • Dentro de los límites lógicos de la toxicidad o digestibilidad, puede decirse que, con mayor o menor capacidad nutritiva, casi todo es comestible.
  • Lo que para unos es incomestible para otros es comida habitual; si encontramos una cultura que tache algo de repugnante, no nos llevará mucho trabajo encontrar otra que lo considere un manjar.

Lo prohibido por una religión (p. ej., el cerdo en el Islam) es permitido por otras y a veces muy apreciado: sólo hace falta pensar en el jamón ibérico. Nosotros mismos nos sorprendemos del plato picante que se toma un niño mexicano o indio para desayunar, ya que ni como adultos podríamos soportarlo.

Si esto nos crea extrañeza, verdadera repulsión es lo que nos produce contemplar a alguien comiendo una ensalada de gusanos vivos o un bocadillo de carnosas orugas que se retuercen. Imaginemos por un momento que nos vemos obligados a comer estos infectos manjares, como le sucede al misionero en la película Los dientes del diablo,

Aunque muchos se tranquilizarán diciendo que tan sólo los pueblos primitivos consumen insectos -el protagonista de Los dientes del diablo es un inuit o esquimal-, la realidad es completamente distinta. Los chinos actuales comen con delectación, en los restaurantes y en los puestos callejeros de Pekín y otras ciudades, los mismos saltamontes, cigarras, orugas, larvas de abeja y crisálidas de la mariposa de la seda que salvaron del hambre a sus abuelos.

  • Y también se deleitan con los escorpiones fritos que antes se reservaban a la Corte Imperial y de los que, tanto hoy como antaño, se cree que reducen los niveles de toxinas corporales.
  • En Japón, donde la entomofagia se remonta a los tiempos más antiguos, los insectos se utilizan todavía en muchas recetas.

Incluso en Tokio es posible encontrar restaurantes que ofrecen platos tan exóticos como el hachi-no-ko (larvas de avispa hervidas), el zaza-mushi (larvas de insectos acuáticos), el inago (saltamontes fritos con arroz azucarado), el semi (cigarras fritas) o las hormigas culonas importadas a precio de oro desde la ciudad colombiana de Santander.

  1. La afición japonesa por los insectos se desarrolló sobre todo en los Alpes japoneses, región que albergaba antaño una densa población humana y que, a excepción de los insectos acuáticos que pululaban en sus aguas, padecía de una gran escasez de proteínas animales.
  2. Tanto allí como en otras partes, los campesinos, y a veces los señores feudales, hacían amplio acopio de larvas de grandes escarabajos longicornes ( Cerambycidae ), de escarabajos acuáticos ( Dytiscidae ), de ciervos volantes (Lucanidae ) y de escarabajos sanjuaneros y afines ( Scarabeidae ).

Las langostas del desierto (Schistocerca gregaria), cuyos enjambres contienen miles de millones de individuos, invaden 65 países, desde Mauritania y la República Democrática del Congo hasta Pakistán. Cuando sus inmensas nubes se adueñan de los cultivos, los campesinos de estos países las recogen a centenares para compensar la destrucción de sus cosechas.

  1. Los japoneses también comen crisálidas de la mariposa de la seda que, al igual que en China, son un subproducto de la industria sedera.
  2. Consideradas hoy como una simple delicia exótica, estas mariposas en proyecto eran consumidas en grandes cantidades por los campesinos japoneses y chinos.
  3. Tras desenrollar los capullos para hilar la seda, los jóvenes que trabajaban en la industria sedera echaban las crisálidas en agua caliente, asegurándose así comida cocinada para todo el día.

En China también se consume un curioso producto que se vende en los mercados en forma de tiras retorcidas: son las orugas parasitadas por el hongo Cordyceps sinensis, un alimento medicinal que proviene de las alturas himalayanas y al que los tibetanos denominan yarsa-kumbu.

Y, al igual que en Japón y en muchas zonas del Sudeste asiático, se continúan consumiendo chinches acuáticas gigantes ( Lethocerus grandis y otros belostomátidos), hemípteros cuyo sabor fue asimilado por un viajero occidental (WS Bristowe, citado en Harris, 1985) al del queso gorgonzola concentrado.

Además de chinches acuáticas, los yaos, akhas y otros pueblos del Sudeste asiático devoran con fruición huevos de cucaracha, termitas, cigarras, grillos, escarabajos y sus larvas, así como arañas gigantes del género Nephila y otros arácnidos de gran tamaño.

Bristowe, el viajero antes citado, asimiló el sabor de termitas y cigarras al de la lechuga y el de las arañas gigantes al de la patata cruda. También dijo que un escarabajo o una araña tostados tienen un exterior delicadamente crujiente y un interior tierno, con una consistencia de soufflé que no es en modo alguno desagradable.

Sin salirse del Sudeste asiático, los balineses se deleitan con libélulas asadas a la brasa o hervidas con jengibre, ajo, chile y leche de coco. Para capturar estos ágiles insectos suelen valerse de palos untados con una pega vegetal, pero a veces lo hacen simplemente a mano, haciendo gala de una gran destreza.

Los campesinos filipinos, por su parte, inundan sus campos para capturar los grillos topo que luego venderán a los restaurantes de Manila y de otras ciudades. Los habitantes del África ecuatorial buscan con ahínco las larvas de este escarabajo goliat (Goliathus goliathus) entre las raíces de los plataneros.

Pueden alcanzar unos 14 cm y, según dicen los nativos, tienen un sabor excelente. Al otro lado del Pacífico, en los estados mexicanos de Oaxaca, Guerrero, Morelos, Veracruz y México, se continúa preparando, como antaño, una salsa hecha de jumiles y de otras «chinches hediondas» (hemípteros pentatómidos) que, al decir de muchos gourmets, tiene sabor de menta y de canela.

Otros insectos, como la avispa comestible, las hormigas y los chapulines de Oaxaca, suelen consumirse fritos (las hormigas también se comen recubiertas de chocolate); otros se consumen marinados en jugo de limón, como el excelente saltamontes Melanoplus femurrubrum, o en salsa verde y combinados con «tortillas», como el gusano de maguey, cuyo sabor recuerda y supera al del chicharrón de cerdo.

Otros insectos, como los escamoles y algunos saltamontes, se comen vivos del mismo modo que nosotros nos comemos las ostras y almejas. Entre estos últimos pueden incluirse las hormigas mieleras, que no se consumen enteras ya que los mexicanos se limitan a saborear su azucarado abdomen.

En África oriental, las termes son tan importantes para la alimentación que sus nidos son a menudo propiedad de personas concretas. Estos termiteros se heredan de padres a hijos al igual que las vacas, las cabras u otras cabezas de ganado. En total, y como puede apreciarse en la tabla 1, son casi 400 las especies de insectos que se consumen habitualmente en México.

Algunas de estas especies -y probablemente otras cuyo consumo ha caído en desuso- ya eran muy apreciadas por los aztecas, quienes realizaban con ellas varios platos de exquisito sabor. Asados o fritos, mezclados con chiles, preparados con tamales o simplemente molidos para ser empleados como ingredientes de la calabaza, de la patata y del frijol, los insectos formaban una parte importante de la dieta de este pueblo guerrero y urbano cuyos jefes se reservaban el maíz devorado por las orugas.

Entomofagia y entomofobia Más cerca de nosotros, en el norte de África, las langostas del desierto ( Schistocerca gregaria ) eran todavía objeto de un constante comercio durante la década de los cincuenta. Ampliamente citadas en el Corán como fuente de alimento, éstas y otras langostas migradoras ya habían sido decretadas aptas para el consumo por Moisés -así consta en el Levítico- y mucho antes, hace unos 5.000 años, hicieron las delicias de los reyes asirios.

Todavía hoy, cuando las inmensas nubes de langostas se adueñan de los campos, los campesinos africanos y del Oriente Medio recogen a centenares los insectos caídos del cielo y, tras arrojarlos en agua salada hirviendo o sobre una capa de brasas, compensan la destrucción de sus cosechas con este especial recurso alimenticio.

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El aprovechamiento de este destructor recurso no es exclusivo del África y del Próximo Oriente: Alfred Grandidier, el naturalista y explorador francés que desde 1865 dedicó su vida al estudio de Madagascar, presenció en este país cómo una pelea tribal era interrumpida al llegar una nube de langostas.

Ambos bandos pactaron el alto el fuego y se dispusieron a recolectarlas con ímpetu; en menos de un cuarto de hora, 20.000 personas (niños, mujeres y ancianos se sumaron a los soldados de ambos bandos) recogieron tantas langostas como pudieron para comérselas asadas y evitar en lo posible la destrucción de sus campos.

  1. En el sur de México, las hormigas cortadoras de hojas (Atta sp.) constituyen un recurso nutritivo de sabor muy agradable y con un elevado contenido en proteínas.
  2. Más al oeste, en África ecuatorial, los insectos más codiciados son las termes o termitas, los saltamontes, las orugas y las larvas de gorgojo de las palmeras ( Rhynchophorus phoenicis ),

Las termes, en concreto, son el segundo grupo de insectos que más se consume en el mundo, después del de saltamontes, grillos y langostas. Las más apreciadas son las reinas y los machos alados que en Costa de Marfil y en otros países africanos se recogen por millares a principios de la estación de lluvias, cuando los campos agostados apenas ofrecen alimentos a una población malnutrida que debe prepararse para la inminente y dura cosecha.

Las larvas y pupas de estos escarabajos metálicos (familia Buprestidae) son consumidas ávidamente por varias etnias del Sudeste asiático. En el otro lado del espectro de estos grandes entomófagos se sitúan los habitantes de Canadá, Estados Unidos y Europa, incluidos los del suroeste de este continente, que consumen invertebrados tan repugnantes para otros europeos como los calamares, caracoles, holoturias, erizos y percebes (un crustáceo que incluso los franceses rehúsan), pero que nunca se «rebajarían» a comer insectos.

Y es que la cultura euronorteamericana siente auténtica repulsión, no ya de comer, sino simplemente de entrar en contacto con ningún insecto, entendido éste en sentido amplio, es decir, incluidos arañas, escorpiones y miriápodos. No hay más que ver la cara de un occidental cuando ve por la televisión un documental sobre las tribus de Nueva Guinea mientras se alimentan de Nephila maculata.

Ésta es una araña de unos 15 cm diámetro que teje enormes telarañas de hasta un metro. Las hembras son capturadas por los indígenas e introducidas en cañas de bambú verde, que tapan por los extremos y colocan sobre las brasas hasta que se ennegrecen. Las arañas asadas tienen la piel abierta y están en su punto para succionar el sabroso abdomen, cuyo sabor recuerda al camarón o a la mantequilla de cacahuete, según las versiones.

Si encontramos una cultura que tache algo de repugnante, no nos llevará mucho trabajo encontrar otra que lo considere un manjar Pero la afición por las arañas, todavía más espeluznante a ojos occidentales que la tendencia a comer insectos, no es exclusiva de los pueblos de Nueva Guinea.

  1. Además de los ya citados laosianos, la profesan los habitantes de lugares tan distantes como Nueva Caledonia, la península de Kamtchatka, el desierto de Kalahari, la isla de Madagascar y gran parte de la cuenca Amazónica.
  2. Y en cuanto a los insectos propiamente dichos, podemos decir que, por lo menos hasta hace unas pocas décadas, hasta que los expertos en alimentación empezaran a transmitir su entomofagia de corte occidental a los países en desarrollo, la inmensa mayoría de las sociedades humanas consideraba al menos algunos insectos aptos para el consumo.

Incluso en Europa, donde la entomofobia parece tener raíces muy profundas, los insectos no empezaron a ser aborrecidos hasta muy entrada la Edad Media. En la antigua Grecia, por ejemplo, los saltamontes y las cigarras eran apreciadas indistintamente por ricos y pobres.

  1. Aristóteles, que explicó con todo detalle en qué estadios precisos debían consumirse las cigarras, definió a los saltamontes como «volatería con cuatro alas».
  2. Siglos después, en la Roma impe rial, Plinio el Viejo loaba las excelencias del cossus o larvas del escarabajo longicornio ( Ergates faber ), un manjar que al famoso entomólogo francés J.H.

Fabre le recordaba la almendra tostada y la vainilla; en tanto que Lúculo, el notorio gourmet romano, se hacía servir tostadas larvas de ciervo volante que habían sido previamente engordadas con una dieta a base de vino y de salvado durante meses. Estas hormigas mieleras o «repletas» acumulan en su abdomen el exudado dulce que las hormigas obreras extraen de las cochinillas y de otros homópteros.

  1. Eran muy apreciadas por los aborígenes australianos quienes, al igual que los mexicanos actuales, las consumían como dulces golosinas.
  2. La afición de los romanos pudientes por las larvas de Ergates fue tal que el término se transmitió a la lengua francesa, idioma en el que el adjetivo cossu designa actualmente una casa o un interior señorial, y también una persona acaudalada.

Pese a ello, ni siquiera los franceses más inclinados a probar todo tipo de viandas se atreverían hoy a comer insectos. Todos los intentos habidos a finales del siglo xix y principios del xx por algunos prohombres del país vecino, desde senadores en el Parlamento hasta chefs de restaurantes de lujo, para generalizar la entomofagia entre sus compatriotas, haciéndoles probar delicias tales como larvas de escarabajo sanjuanero, termes gratinadas y abdómenes de cigarras a la vinagreta, cayeron en saco roto.

A excepción de cuatro entusiastas y otos tantos excéntricos, ningún francés, español u otro occidental se atreve hoy a comer insectos. Por lo menos activamente, ya que sin saberlo cada uno de estos occidentales consume más de 500 g de estos artrópodos al año bajo forma de fruta, salsa de tomate y harina de trigo.

Para explicar esta radical diferencia de gustos entre los numerosos pueblos entomófagos y las pocas culturas tan entomófobas como la nuestra, el antropólogo estadounidense Marvin Harris (1985) dice en su obra Bueno para comer que los alimentos preferidos por un grupo cultural humano son precisamente los que presentan una favorable relación coste/beneficio, mientras que los rechazados son los que tienen desfavorable esta relación.

  1. Lógicamente, el resultado depende de las características de cada ambiente y del tipo de relaciones que se han establecido entre el hombre y la naturaleza.
  2. Así, el autor afirma que «la arbitrariedad de los hábitos alimentarios puede explicarse mediante elecciones relacionadas con la nutrición, con la ecología o con dólares y centavos».

Harris atribuye el hecho de que algunas sociedades consuman insectos y otras no a la teoría de la caza-recolección. Esta teoría postula que los cazadores-recolectores perseguirán o cosecharán únicamente las especies que maximicen la tasa de rendimiento calórico que proporciona el alimento con respecto al tiempo que se tarda en conseguirlo.

  • En otras palabras, predice que estos pueblos seguirán añadiendo especies a su dieta en tanto éstas aumenten (o al menos no disminuyan) la eficacia global de sus actividades de caza y recolección.
  • Así pues, no es la abundancia o escasez de un determinado recurso alimentario lo que permite predecir su inclusión o exclusión en una dieta.

Los recursos poco eficaces son despreciados, aunque a nuestro parecer tengan «buen sabor» (algo que, como hemos visto, es muy relativo) y sean muy abundantes, mientras que los recursos escasos pero eficaces pasan a formar parte de la combinación óptima, es decir, tienden a considerarse un manjar.

Finalmen te, si un hábitat presenta pocos insectos de gran tamaño, pocos que formen enjambre y, a la vez, es rico en grandes vertebrados (salvajes o domésticos), las dietas mostrarán una clara tendencia a excluir los insectos. Ésta es la situación C de la tabla 2, cuyos ejemplos más típicos son Europa, Canadá y Estados Unidos, las regiones y países donde impera la llamada cultura occidental.

Todavía hoy, los aborígenes australianos comen el abdomen de las hormigas tejedoras (Oecophylla sp.) para obtener un sabor agridulce y colmar su sed. Las situaciones A y D no indican una tendencia marcada a la entomofagia, aunque sí a menudo a considerar algunos insectos como una gran exquisitez.

Ejemplos de tales situaciones intermedias son China, el Sudeste asiático y México, y también lo es la Palestina bíblica, donde los insectos eran el recurso más manido para los moradores y ascetas del desierto, desde el maná del Antiguo Testamento (una excreción cristalizada y dura de un homóptero que habita en el Sinaí) hasta las langostas de Moisés y de san Juan Bautista.

Ejemplos de la situación B son la cuenca del Congo y otras regiones de bosque tropical africano, así como la Amazonía, donde la entomofagia es poco menos que una constante a menos que impere un tabú contra los insectos, como sucede entre los sirionos de Bolivia.

En algunas regiones de México, los cicindélidos como éste, debidamente fermentados en agua o en alcohol, sirven para preparar una bebida estimulante. Pese a lo convincentes que parecen sus argumentos, la teoría económico-ecológica de Harris se ha visto refutada por la mayoría de los antropólogos actuales, quienes prefieren atribuir la mayor o menor entomofilia de una sociedad dada a sus criterios culturales.

Así se explicaría en todo caso que la inmensa mayoría de los pueblos del planeta tengan algún que otro artrópodo terrestre en sus recetas. Valor nutritivo Desde el punto de vista nutritivo, los insectos no tienen nada que envidiar a los alimentos animales homologados por la cultura occidental.

Las larvas del escarabajo Tenebrio molitor, por ejemplo, pueden contener hasta 58 g de proteína por cada 100 g de peso seco y de 3 a 4 g de materias grasas con un alto contenido en ácidos grasos insaturados. Estas larvas crecen en harinas y granos de trigo mal almacenados y, dada su elevada concentración en proteínas con una buena combinación de ácidos esenciales, deben considerarse como unos eficacísimos convertidores de la biomasa vegetal.

Otros insectos comestibles, como las formas aladas de terme gigante o las larvas de gorgojo de las palmeras tienen un contenido proteínico inferior al de la carne roja, las aves o el pescado, y tanto éstos como muchos otros no tienen unas proteínas tan bien equilibradas como las de estos alimentos clásicos.

  • Aun así, al igual que las de muchos productos cárnicos, las proteínas de los insectos son ricas en lisina, el aminoácido esencial que más suele escasear en cereales, verduras y tubérculos.
  • En comparación con otros invertebrados que sí consumimos con fruición, como los mejillones, almejas, ostras y otros moluscos, los insectos tienen bastante más grasa y aportan más calorías a la dieta.

Aunque este mayor aporte calórico pueda verse como un inconveniente desde nuestra óptica occidental obsesionada por la línea y el cuerpo, resulta una clara ventaja para muchos pueblos que se enfrentan a una escasez crónica de alimentos. Esta ventaja no es aplicable a los langostinos, langostas, gambas y cangrejos, artrópodos que, al contrario que los insectos, no sólo consideramos comestibles sino incluso platos de alta cocina.

Estos crustáceos, en efecto, presentan un contenido proteínico mayor que la mayoría de especies de insectos, pero unos niveles mucho más bajos de materias grasas. Ello significa, obviamente, que para satisfacer las necesidades calóricas diarias hace falta consumir muchas más gambas o cangrejos que orugas o termes aladas.

Así, si para satisfacer dichas necesidades hace falta atracarse con 3,3 kg de gambas, basta en cambio con 500 g de termes aladas o con 850 g de orugas para suplirlas con creces. Consideradas hoy como una original exquisitez, las crisálidas de la mariposa de la seda (Bombyx mori) eran consumidas en grandes cantidades por los campesinos japoneses y chinos.

En la ilustración, una oruga de esta mariposa a punto de transformarse en crisálida. La tabla 3 muestra a las claras que el valor nutritivo de varios insectos es comparable o, en algunos casos, superior al de las carnes y el pescado. Además de estos datos, los insectos suelen tener niveles apreciables de sodio, potasio, calcio, cinc y magnesio, además de vitaminas A, C y D (las larvas de abeja, por ejemplo, son 10 veces más ricas en vitamina D que el aceite de hígado de bacalao).

Aunque algunas especies presentan un contenido proteínico relativamente bajo, esta deficiencia suele quedar compensada por el hecho de que muchos de estos artrópodos convierten sus alimentos de un modo más eficiente que los peces o los animales de granja.

Así, por ejemplo, las termes gigantes del género Macrotermes, que tienen un contenido proteínico más bien bajo -del orden del 15%-, presentan en cambio una eficiencia de transformación alimentaria de un 68%, muy superior a la que muestran los animales que criamos en nuestras granjas. Dicha eficiencia, medida en gramos de biomasa producida por gramos de alimento ingerido, es, en efecto, del 20% para el ganado porcino y para muchos peces cultivados, de un 10% para las reses y de apenas un 5% para el ganado ovino.

Tan sólo los pollos presentan una eficiencia alimenticia comparable a la mayoría de insectos comestibles, con valores que oscilan entre el 38 y el 40%, frente al 30% de los gusanos de seda (orugas de la mariposa Bombyx mori ) o el 40% de las larvas de muchos escarabajos.

Y aunque en honor a la verdad hay que decir que esta eficiencia puede descender hasta el 12%, como sucede con algunos saltamontes, no hay que olvidar que los insectos tienen una elevada capacidad reproductora y un ciclo vital muy corto, y que muchos de ellos se nutren de alimentos que nunca ingeriríamos.

Con su capacidad de engendrar millones de crías a partir de una sola pareja, y de alcanzar hasta 25 generaciones al año como media en condiciones controladas, estos animales son excelentes candidatos para un proceso de cría destinado a combatir la desnutrición y la falta de proteínas en muchas de las regiones desfavorecidas del planeta.

* Los indígenas de Nueva Guinea comen las hembras de la araña Nephila maculata. Bibliografía general Bahuchet S, Hladik CM, Garine I et al. Food and nutrition in the African rain forest. París: Unesco/MAB, 1990. Durand C. L’estomac d’un reporter. Terre Sauvage 1999; 144. Harris M. Bueno para comer. Madrid: Alianza Editorial, 1985.

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Boletín Entomológico Venezolano 1997; 12 (1): 125-127. : El consumo de insectos, entre la necesidad y el placer gastronómico | Offarm

¿Qué insectos se pueden comer según la Biblia?

Segunda Parte: Comedores de insectos – Se pueden citar ejemplos de consumo de insectos, tanto en la antigüedad como actualmente, de casi todas partes del mundo habitado, a cargo de gente de todos los colores y naciones. Si menciono ejemplos de la antigüedad, o de las naciones actuales que llamamos ‘sin civilizar’, sospecho que se me replicará ‘¿por qué vamos a imitar a estas razas sin civilizar?’ Pero, cuando se mira con cuidado, se descubre que, aunque sin civilizar, la mayoría de estos pueblos son más delicados en cuanto a la calidad de la comida que nosotros, y se horrorizan más, cuando ven que usamos como alimento al sucio cerdo o la ostra cruda, que nosotros cuando vemos que disfrutan de un plato bien cocinado de langostas de las plagas o gusanos de las palmeras, animales que comen cosas limpias.

Si no hay que imitar en nada a estas razas salvajes, ¿cómo es que, siguiendo su ejemplo, cultivamos la quinina, que tanto ricos como pobres nos alimentamos a diario de patatas, que en su momento tuvimos que importar, que nos encanta el curry y que nuestros hombres, luchando al principio contra su aversión natural y contra el mareo, se acostumbran, a base de fuerza de voluntad, a la influencia relajante de la hierba nociva que es el tabaco? Pueden citarse ejemplos de consumo de insectos desde los tiempos más remotos, y pasando por todos los periodos hasta el actual.

Hablando al pueblo de Israel, en Lev. XI.22, Moisés les anima directamente a comer insectos de los que comen cosas limpias: ‘Estos los podéis comer: la langosta, y la langosta calva, y el escarabajo, y el saltamontes’. También se cuenta cómo Juan el Bautista sobrevivió en el desierto a base de langostas y miel de abejas silvestres.

Algunos eruditos, sin embargo, considerando aparentemente a las langostas como comida antinatural, y sin saber cómo las aprecian en el Oriente, se han esforzado en presentar argumentos para demostrar que la palabra que se viene traduciendo como ‘langostas’ debería haberse traducido como una especie de vaina de cassia.

No es así. Casi todos los viajeros de importancia nos han contado cuánto les gustan estos insectos a los pueblos orientales. Plinio constata el hecho de que las comían mucho en Partia. Herodoto describe cómo los nasamones molían las langostas y hacían tortas con ellas.

Los hotentotes, según Sparrman, se alegran cuando encuentran langostas, y las consideran regalo divino, a pesar de que todo el territorio queda devastado por ellas, y se produce una situación de cazador cazado: estos comedores de langostas se ponen bien gordos con las increíbles cantidades que devoran de sus nutritivas y apetitosas enemigas.

Cocinadas de numerosas y variadas formas, las langostas se comen en Crimea, Arabia, Persia, Madagascar, África y la India. A veces simplemente se fríen, se les quitan las patas y las alas y se come el cuerpo, condimentado con sal y pimienta. En otras ocasiones se reducen a polvo y se preparan tortas con ellas; o bien se cuecen hasta que están rojas, como las langostas de mar.

En la India se las condimenta con curry, como cualquier otro alimento (Simmonds, en su ‘ Curiosidades de la comida ‘, sugiere que hasta el nombre de estos animales, Gryllus, nos invita a cocinarlas ). En Arabia, Persia y algunas partes de África hay tiendas especializadas en langostas; y entre los magrebíes son muy apreciadas, apareciendo en el menú de las mejores mesas.

Su forma de prepararlas consiste en quitarles la cabeza, las alas y las patas, cocerlas media hora, echarles sal y pimienta y freírlas en mantequilla. Según mi propia experiencia (y más abajo me extenderé sobre esto), si se usa esta receta con los saltamontes ingleses, estos despreciados insectos se convierten en un bocado realmente sabroso.

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Desde los tiempos de Homero, las cigarras han servido de tema para todos los poetas griegos, tanto por su musicalidad como por su delicado sabor. Aristóteles nos cuenta que las apreciaban los griegos más cultos, que tenían a las pupas o crisálidas por los bocados más exquisitos, seguidas de las hembras cargadas de huevos.

No sabemos por qué este gusto ha desaparecido en la Grecia moderna, siendo como es mucho más sano que muchos que se han perpetuado. En la actualidad los indios americanos y los nativos australianos comen cigarras. Según Plinio, los gourmets romanos tenían la costumbre de engordar para la mesa las larvas de ‘cossus’, dándoles de comer harina y vino.

No está clara la identidad exacta del insecto al que se aplicaba el nombre de ‘cossus’, pero probablemente era la voluminosa larva del ciervo volante ( Lucanus cervus ) o un cerambícido grande ( Prionus coriarius ). Los gourmets de Roma eran muy refinados y selectos con su comida. ¿Por qué le vamos a hacer ascos a lo que ellos consideraban un manjar exquisito? Eliano nos cuenta que en su época un rey de la India sirvió como postre a sus invitados griegos un plato de larvas asadas que se sacaban de algún árbol y que eran consideradas como algo delicioso por los nativos.

Es casi seguro que se trataba de las larvas del escarabajo de las palmeras ( Calandra palmarum ), enormes larvas del tamaño de un pulgar humano que hoy en día los negros de las Indias Occidentales siguen sacando de las palmeras y comiendo con deleite, bajo el nombre de ‘grugru’.

  • Irby, en su ‘Entomology’, dice que un tal Sir John La Forey, que era todo un gourmet, era extremadamente aficionado a estas larvas cuando estaban bien cocinadas.
  • La familia de los cerambícidos ofrece una amplia gama de larvas apetitosas, que son muy buscadas por la gente de los países donde resultan abundantes.

Como ya he dicho, algunos piensan que era un miembro de esta familia ( Prionus coriarius ) el que los romanos engordaban para la mesa con todo el cuidado que hoy se dedica a un cerdo de raza. También la señora Merian dice que un miembro de esta familia es consumido por los habitantes, tanto nativos como blancos, de Surinam, que lo sirven bien tostado, después de haberlos vaciado y lavado.

  1. En los viajes de St.
  2. Pierre se menciona a este insecto, o a otro parecido, bajo el nombre de ‘gusano moutac’, y se dice que lo comen tanto los blancos como los nativos.
  3. En Java hay una especie de escarabajo sanjuanero ( Melolontha hypoleuca ) que Wiedemann dice que sirve de alimento a los nativos.
  4. El último ejemplo de coleóptero que voy a mencionar es el conocido gusano de la harina, la larva de un pequeño escarabajo (Tenebrio) que las mujeres turcas comen en grandes cantidades para adquirir las formas opulentas que sus maridos tanto admiran.

Los chinos, haciendo uso de ‘los gusanos, que se arrastraban por la tierra desnuda y luego se hacían una tumba y dormían’, comen las crisálidas de los gusanos de seda una vez extraída la seda de los capullos. Las fríen en mantequilla o manteca, añaden yema de huevo y condimentan eso con sal, pimienta y vinagre.

Un tal Favand, misionero en China, dice que este alimento le parecía refrescante y vigorizante. También el doctor Darwin, en su ‘ Phytologia ‘, menciona este plato, y dice que también consumen un gusano blanco sacado de la tierra y las orugas de las polillas esfinge; estas últimas las probó, y las encontró deliciosas.

Los hotentotes comen orugas, tanto cocinadas como crudas, que transportan en grandes calabazas a sus casas, donde las fríen en cacharros de hierro a fuego lento, removiéndolas constantemente. Una vez fritas, las comen a puñados, sin condimento ni salsa.

  • Un viajero que probó este plato en diversas ocasiones nos dice que le pareció delicado, nutritivo y saludable, con un sabor parecido a nata azucarada o a pasta dulce de almendras.
  • Saliendo ahora de los insectos en sí, pasaré a algunos moluscos terrestres comunes que han constituido, y de hecho siguen constituyendo actualmente, alimento para muchas naciones tan cultas como la nuestra, pero que nosotros, llevados por nuestros fuertes prejuicios insulares, aún rechazamos.

Plinio nos cuenta que los caracoles eran apreciados en la antigua Roma, y la gente los criaba y alimentaba para hacerles crecer en número y tamaño con vistas a su consumo en la mesa. Casi no hace falta decir, por sobradamente conocido, que en la mayor parte de Europa los caracoles se comen actualmente y son muy apreciados.

  1. No haría falta, seguramente, ningún precedente que justificase la adopción de los caracoles como alimento, a la vista de que copiamos y apreciamos, con toda justicia, la comida francesa en casi todos los demás aspectos.
  2. Aun así, si la terca naturaleza inglesa necesita un precedente sacado de su propia y querida isla, lo hay, porque Lister, en su ‘ Historia Animalium Anglicae ‘, dice que en su época se servían en la mesa caracoles, cocidos y aliñados con aceite, sal y pimienta.

Incluso las arañas han sido apreciadas como bocados exquisitos, no sólo por los pueblos ‘incivilizados’, sino también por europeos cultos. Réaumur habla de una mujer joven que era tan aficionada a las arañas que en cuanto veía una la cogía y se la comía.

Lalande, el astrónomo francés, tenía gustos parecidos; y Rosel habla de un alemán que solía extenderse arañas en el pan, como si fueran mantequilla. Este gusto no lo apoyo en absoluto, porque las arañas, al ser predadoras y devorar a otros insectos, coman éstos cosas sucias o limpias, deberían evitarse, igual que los animales carnívoros, en nuestra dieta.

Creo que ya he presentado un número suficiente de precedentes del consumo de insectos, tanto en tiempos antiguos como modernos, en naciones civilizadas y sin civilizar. Bastarán para animar a cualquier persona de fuerza de voluntad normal a que pruebe por sí mismo las exquisiteces desconocidas que le rodean.

¿Qué pasa si me trago una mosca sin querer?

¿Qué pasa si me como una mosca? – Pero qué pasa si en vez de consumir la comida dónde se posó el insecto logras aspirar la mosca o la mosca entra directamente a tu boca ; hay dos posibles vías por las que el insecto puede entrar a tu organismo una de ellas es el esófago y la otra de ellas es la traquea, solo una de estas vías representa un peligro real para tu salud y te sorprendería saber cuál es el camino que puede afectarte más. Insectos Que Se Comen Los insectos que se posen sobre tu comida podrían arrastrar bacterias con ellos. Foto: Pixabay La realidad es que si la mosca entra a través del esófago terminara en tu estómago, podrás decir que comiste una mosca y tu organismo la va a digerir junto con el resto de alimentos, si esto pasa es muy poco probable que la mosca llegue a causarte algún daño real así que en términos generales no tienes nada de que preocuparte más allá del disgusto inicial, sin embargo, si la mosca entra por tu tráquea puede terminar en los pulmones y es ahí donde puede causar un verdadero problema, ya que tus pulmones no podrán deshacerse de ella; afortunadamente las vías respiratorias tienen una capa de mucosidad que evitan justamente la entrada de elementos extraños.

¿Qué pasa si me como un insecto?

Riesgos biológicos – Los microbios patógenos de los insectos se consideran inofensivos para humanos, pero pueden transportar microorganismos perjudiciales para la salud, especialmente en condiciones higiénicas mal controladas. Según los expertos, este riesgo parece bajo, pero es una cuestión que requiere de mayor investigación. 3

¿Qué hormigas se pueden comer?

Se les conoce como chicatanas a las hormigas reinas de la región mixteca y desde la época prehispánica han sido un platillo muy consumido. Se pueden comer en salsas, en mole o simplemente asadas. Conoce más de las chicatanas, de sus beneficios, cómo prepararlas y aventúrate a probar este platillo. – Las chicatanas son las reinas de las conocidas “hormigas arrieras” de la región mixteca. Estos insectos pertenecen a las especies Atta mexicana y A. Cephalotes. Las chicatanas son recolectadas durante los primeros días de lluvia pues es cuando se reproducen.

  1. En esta época del año, las hormigas reinas emergen de sus nidos para ser fecundadas.
  2. Quiénes recolectan a estas hormigas deben levantarse muy temprano.
  3. Algunos optan por esperar a que las hormigas salgan por sí solas, otros destruyen los hormigueros.
  4. Es importante que los hormigueros sean recubiertos para que las hormigas puedan regenerarse y no se dañe demasiado el ciclo de reproducción.

La principal zona de consumo es la región mixteca (Puebla, Guerrero y Oaxaca) pero también se comen en estados como Veracruz, Chiapas, Tabasco y la Península de Yucatán y en países como Colombia. Cabe señalar que las chicatanas no son un alimento exclusivo de nuestro país, sino que se consumen en otros como Colombia, donde no se le conoce como chicatana sino como tzizim.

  • Otros nombres que recibe esta enorme hormiga son nucú, zompopos, cuatalata, sontetas, cachorras, chancharras, tepeoani, nacasma o zompope.
  • Por otra parte, la aparición repentina de estos insectos tiene un significado premonitorio para las comunidades mixtecas.
  • De acuerdo con ellos, encontrar o que aparezcan hormigas coloradas debajo de un metate o fogón, es señal de que la muerte está rondando a la familia, sobre todo si se encuentra un hormiguero debajo de la casa.

Un aspecto rescatable de comer chicatanas además de la experiencia, es que, según el doctor Erick Estrada, tienen muchos beneficios para la salud. Entre ellos señala que estas hormigas poseen grandes cantidades de vitaminas A y E. Además, no contienen colesterol y la cantidad de ácidos grasos es muy baja.

¿Qué pasa si uno se come una hormiga?

Preguntado por Hombre de 17 años visibility 8.145 vistas Nuestro profesional de la salud responde Muy probablemente no pase nada si te comes una sola hormiga, independientemente de que esta esté aun viva o haya sido preparada para tal fin. De hecho, existen muchas culturas, principalmente en Asia que consumen hormigas en su dieta regular, y en muchos casos, es considerado un plato exótico.

¿Cuánto cuesta un kilo de grillos?

La cadena Carrefour lanzará mañana en España una nueva gama de productos elaborados con insectos de la marca francesa Jimini´s, que comercializa gusanos, escarabajos y grillos de aperitivo, para cocinar e, incluso, procesados en barritas energéticas.

En concreto, los lineales de los hipermercados están recibiendo ya gusanos de la harina ( Tenebrio molitor ) al ajo y las finas hierbas, escarabajos de la cama ( Alphitobius diaperinus ) al chili picante y grillos ( Acheta domestica ) a la cebolla y barbacoa, así como barritas energéticas que contienen polvo de este último insecto.

Los productos se pueden adquirir también por internet, Los insectos se pueden vender en toda la Unión Europea desde el pasado 1 de enero y, según la ONU, su consumo, además de ser excelente desde el punto de vista nutricional, podría evitar la sobreexplotación forestal y la contaminación, al tener unas emisiones mínimas de metano.

¿Cuántas cucarachas nos comemos al año?

La misma industria alimenticia permite la presencia de larvas en la fruta en conserva, pulgones en el brócoli o fragmentos de exoesqueletos de insectos en el chocolate – Angelina Jolie es una asidua a comer cucarachas, tarántulas y escorpiones. «En realidad tienen un sabor muy bueno», explicaba en un vídeo de la BBC Que los humanos comemos insectos se ha documentado en muchas ocasiones a lo largo de la historia. Y aún hoy estos invertebrados forman parte de la dieta en muchas culturas, donde se consumen con total normalidad termitas voladoras (Ghana), orugas de polilla gigante (Australia), grillos (Vietnam) u hormigas (Colombia).

  1. Lo más curioso de este artículo es que, aunque no consumamos estos insectos de forma consciente, no quiere decir que estos no aparezcan en nuestra dieta.
  2. Lo hacen y con mucha frecuencia.
  3. Según informa el « Diario Sur », es muy difícil, por no decir imposible, hacerlos desaparecer de las frutas o verduras que compramos en el supermercado.

La práctica de la agricultura no se produce en entorno aséptico libre de bichos y lo cierto es que, cuanto más ecológica y libre de productos químicos es, más habitual será encontrarlos en las naranjas, patatas o limones que consumimos. La misma industria alimenticia permite, de hecho, la presencia de larvas en la fruta en conserva, pulgones en el brócoli o fragmentos de exoesqueletos de insectos en el chocolate.

  • Es tan común consumirlos que la Food and Drug Administration (FDA), el organismo de Estados Unidos que controla la seguridad alimentaria, establece límites específicos sobre la cantidad de insectos que pueden tener una serie de productos que consumimos.
  • Por ejemplo, se acepta que por cada 227 mililitros de zumo de naranja haya legalmente cinco moscas de la fruta.

Teniendo en cuenta estas medidas, se calcula que cada persona consume entre 453 y 907 gramos de insectos al año. Desde el 1 de enero de 2018, además, se pueden adquirir insectos en España para consumo humano de forma legal. La Unión Europea encuadra este producto detro de lo que llama « Novel Foods » (comidas novedosas).

  1. Se trata de un paso adelante en la aceptación de las dietas de países de, por ejemplo, el sudeste asiático, donde estos bichos se pueden encontrar fácilmente en los mercados de las grandes y pequeñas ciudades.
  2. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ( FAO ) estima que los insectos —ricos en proteínas, grasas buenas y con un elevado contenido en calcio, hierro y zincse— incluyen en la dieta tradicional de cerca de 2.000 millones de personas en todo el mundo.

Tal es así que las nuevas modas culinarias los incluyen cada vez más en sus menús.

¿Cómo se llaman los grillos que se comen?

Chapulines comestibles: Tradición y sobreexplotación en Oaxaca Insectos Que Se Comen Los insectos son el grupo de animales terrestres más amplio en el planeta y se encuentran en todos los ecosistemas, tanto continentales como dulceacuícolas. Su existencia data de 350 millones de años. Son dominantes desde el punto de vista numérico, es decir, existe un gran número de especies; asimismo, son dominantes en biomasa, ya que los podemos encontrar en abundancia en determinadas zonas.

  • Además de la importancia ecológica, muchos insectos son considerados de relevancia alimenticia, ya que son parte de la dieta en varias regiones del mundo y nuestro país no es la excepción.
  • Dentro de los insectos comestibles en México tenemos a los chapulines, artrópodos pertenecientes a la clase Insecta y al orden Ortoptera, cuyo nombre deriva del griego y significa ‘alas rectas’.

Su nombre común proviene del náhuatl chapolín que significa ‘insecto que rebota como pelota de hule’. Se han descrito trece mil especies en todo el mundo, de las cuales 920 se han descrito en México. Conociendo a los chapulines Morfológicamente pueden ser grandes, medianos, e incluso de tamaño muy pequeño.

  • La cabeza forma un ángulo recto con el eje del cuerpo, presentan la boca dirigida hacia abajo, con antenas medianamente largas.
  • Tienen estructuras oculares diferentes a la de nosotros los humanos, ya que pueden tener dos órganos visuales: ojos simples también llamados «ocelos», que les permite una visión rudimentaria o casi nula, pues solo son capaces de percibir luz, pero no proyectan una imagen como la nuestra; y ojos grandes compuestos, es decir, órganos sensoriales más complejos a través de los cuales pueden tener una visión más precisa, donde se aprecian los colores y forma de los objetos.

Cabe destacar que ambas estructuras visuales pueden estar presentes en un mismo individuo. La forma del aparato bucal varía entre los insectos, en el caso de los chapulines, poseen un aparato bucal de tipo masticador, es decir, que sus mandíbulas son muy fuertes y aptas para cortar y triturar el alimento, como hojas y tallos. Insectos Que Se Comen ¿Dónde viven? Los chapulines generalmente se distribuyen en zonas cálidas donde hay arbustos o hierbas bajas como pastizales, praderas o zonas de cultivo; son de hábitos diurnos, pero algunos pueden ser nocturnos; su dieta es variada ya que pueden alimentarse de hojas, tallos o frutos.

En algunos lugares los chapulines son considerados plagas y pueden dañar gravemente los cultivos, pero en otras zonas son fuente de alimento, como en Oaxaca. Pero, tienen importancia ecológica ya que son parte de la dieta de otros animales, son bioindicadores porque son susceptibles a cambios en el ambiente y son controladores de plagas.

Una tradición ancestral con aporte nutricional La tradición surge desde la época prehispánica, y en México, desde tiempos remotos se han consumido gran variedad de insectos, siendo los estados de Oaxaca, Veracruz, Morelos y Guerrero los que conservan dichas tradiciones.

En Oaxaca, se continúa con la tradición de preparar chapulines marinados en jugo de limón con sal o con chile. Generalmente, son consumidos por los diversos grupos étnicos presentes en el estado, entre los cuales destacan los zapotecos, mixtecos, chatinos, mixes, chontales, triquis y nahuas, por mencionar algunos.

¿Alguna vez has probado los chapulines? ¿Te puedes imaginar su sabor y textura al paladar? El gusto por comer insectos y arácnidos, o artrópodos en general, es denominado entomofagia. Para los oaxaqueños, los insectos, pero en particular los chapulines, representan un gran valor gastronómico y nutrimental, y en la actualidad, su consumo es más notorio.

Sin embargo, aún se concibe la idea como algo desagradable y de mal gusto, pero basta probarlos en alguna de sus presentaciones para darnos cuenta que tienen un sabor increíble y funcionan muy bien como guarnición o como parte de la dieta. Estos se consumen tanto en estado de ninfa como adultos. Entre las especies comestibles de chapulines encontramos a Sphenarium purpurascens, Sphenarium magnum, Sphenarium histrio, Melanoplus femurrubrum y Melanoplus mexicanus,

Los chapulines aportan nutrientes como proteínas, calcio, hierro, niacina, riboflavina y fósforo, por lo que se consideran un alimento con alto aporte nutricional y, por lo tanto, poseen un gran valor. Ello les confiere una alternativa para la alimentación en las comunidades rurales de México que sufren de carencias alimenticias. Insectos Que Se Comen Sobreexplotación del recurso ¿Qué hacer al respecto? No obstante, esta tradición gastronómica milenaria podría tener graves repercusiones, ya que debido a la colecta desmedida de dichos insectos y sin el conocimiento de la especie, podríamos alterar su ciclo biológico, causando un desequilibrio ecológico.

  • Ya sabemos que los chapulines son muy ricos, pero existe el problema de la sobreexplotación, debido a que la demanda de estos insectos se ha incrementado significativamente, ya sea por el autoconsumo, ingreso económico y la inexistente reglamentación sobre el uso y comercialización de los mismos.
  • Es común que en las comunidades indígenas o las etnias de las regiones de Oaxaca, sean las principales en utilizar a los chapulines como alimento y como fuente de ingresos.
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No obstante, hay ocasiones en que los chapulines son comprados por personas intermediarias que revenden el producto a precios exorbitantes en las grandes ciudades, mientras que a los indígenas les pagan una cantidad mínima por ellos. Además, si los chapulines son colectados en campos de cultivo, están expuestos a los químicos sintéticos como plaguicidas y fertilizantes que se aplican, conteniendo contaminantes, algunos considerados tóxicos para el consumo humano.

En este sentido, es importante buscar alternativas que aseguren la colecta, producción o cría de los chapulines, con medidas sanitarias estrictas para evitar daños a la salud de los consumidores. La recolección de chapulines generalmente se hace durante las estaciones de primavera y verano, cuando hay mayor diversidad y abundancia.

Un factor importante durante la recolecta, es que se capturan tanto individuos jóvenes como adultos, por lo que las poblaciones tienden a disminuir, ya que no se permite un óptimo ciclo de reproducción. Debido a la falta de una legislación para regular la explotación, producción y comercialización de chapulines, es de suma importancia la creación de una ley que avale y sustente su uso, para fomentar el aprovechamiento, producción, conservación e inocuidad adecuados.

  1. Para ello, es importante tener un conocimiento completo de la especie como su función ecológica, hábitos, hábitat y, sobre todo, su ciclo biológico, para determinar los tiempos y la cantidad de colecta, o bien, cómo producirlos bajo condiciones óptimas.
  2. Ciclo de vida Los chapulines son ovíparos.
  3. Desde que nacen, son muy parecidos a los chapulines adultos o grandes, pero en pequeñito, solo hay algunas diferencias como en los órganos reproductores que no están bien diferenciados, al igual que las alas, las cuales son muy reducidas.

Generalmente, se alimentan de lo mismo que los chapulines adultos y comparten los mismos espacios. Para lograr la reproducción utilizan sus patas o alas para generar sonidos y así atraer o comunicarse con las hembras y cortejarlas para permitir el apareamiento.

  1. Los chapulines tienen una metamorfosis incompleta, es decir, presenta tres estadios o fases: huevo, ninfas y chapulín adulto.
  2. En México, por ejemplo, el ciclo comienza cuando la hembra se aparea con el macho entre los meses de agosto y septiembre.
  3. Posteriormente, la hembra deposita sus huevecillos en el suelo, los cuales tienen un aspecto parecido a un grano de arroz de color amarillento a café y eclosionan durante las primeras lluvias.

Después, el estado de ninfa es el que tiene más fases, hay ninfas sin alas y ninfas con alas reducidas. Finalmente, entre noviembre y diciembre se convierten en adultos con órganos reproductivos diferenciados, antenas largas y delgadas, y presentan alas más grandes. Insectos Que Se Comen Implementación de granjas de chapulines Finalmente, una alternativa viable serían las granjas de chapulines donde las condiciones se mantengan reguladas y su aprovechamiento sea más fácil. Asimismo, se asegura ofrecer al consumidor un producto alimenticio orgánico y de calidad, y sobre todo, se aprende a cultivar, aprovechar y comercializar el recurso con fines alimenticios y económicos, pero siempre cuidando la biodiversidad de especies y la no sobreexplotación.

De esta manera aseguramos una opción sostenible que puede brindarnos muchos beneficios a corto y largo plazo, no solo como autoconsumo para la mitigación del hambre en zonas rurales de México, sino también para la distribución en restaurantes gourmet o platillos tradicionales, e incluso exportarlos a otros países.

Hay pocos estudios sobre los chapulines en México, pero aprender sobre ellos es fundamental para implementar estrategias que permitan evitar el deterioro de sus poblaciones. Por lo tanto, es indispensable el surgimiento de una legislación que establezca las directrices para la conservación, manejo sustentable y aprovechamiento de la especie, con lo cual puede mejorar en el ingreso económico de las personas de zonas rurales que los comercializan. Insectos Que Se Comen Para Saber Más: Pijoan M. (2001). «El consumo de insectos entre la necesidad y el placer gastronómico». Etnofarmacia, 20 (9), 150-161. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5325844 Ramírez-Bautista J. y Galindo-Leal C. (2015). Chapulines y parientes, México, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), 28 pp.

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Estudiante de Licenciatura en Biología en la Universidad del Mar, Campus Puerto Escondido, Oaxaca. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. : Chapulines comestibles: Tradición y sobreexplotación en Oaxaca

¿Dónde se comen los grillos?

¿Qué comen los grillos? Consigue la máxima proteína de grillos » Proteinsecta Los grillos son uno de los insectos más populares en la entomofagia. A lo largo del mundo se consumen más de 2.000 especies de insectos, entre las cuales grillos como el Gryllus assimilis o el Gryllus bimaculatus son consumidos en países como Austria, Finlandia, Dinamarca y Holanda,

  1. A raíz de la entrada en vigor del reglamento “Novel Foods”, se reconoce como nuevo alimento a los insectos, pero en ningún caso regula su comercialización para consumo humano.
  2. En la actualidad ha expirado la vigencia del reglamento 2283/2015 y el período transitorio para la aplicación en estos países, por lo que las noticias son que EFSA va a emitir informe favorable muy pronto.

España no entra por el momento en el listado de países que permiten la comercialización de insectos para alimentación humana. Por el momento, en nuestro país se permite la comercialización de grillos para alimentación de mascotas, aunque organizaciones internacionales están luchando para que pronto exista una regulación.

¿Cómo se llaman los grillos que se comen en México?

Especie de chapulín o grillo mexicano, de la región de Tepetlaoxtoc, Estado de México, México.

¿Cuáles son los beneficios de comer insectos?

13/09/2022 Si recorres un ajetreado mercado nocturno de Tailandia, puedes encontrar vendedores callejeros que venden gusanos del bambú y grillos aromáticos y decorados. Estos manjares —que no hay que dejar de probar— deben comerse crocantes y calientes.

  • Se consumen más de 1 900 especies de insectos comestibles en todo el mundo, y ya son una parte rica en nutrientes de muchas dietas nacionales.
  • En Asia, el picudo rojo de la palmera se encuentra entre los más populares y se considera un apreciado manjar en un gran número de países.
  • En la República Democrática del Congo, el pueblo Ngandu se nutre de orugas durante los meses de lluvia.

En Europa y América del Norte, cada vez más personas están comenzando a almacenar estos productos ricos en proteínas en sus estantes. La Unión Europea también está tomando medidas para estandarizar los insectos como fuente de alimento definiendo reglamentos de inocuidad que permitan su venta para el consumo humano.

  1. Ya sean tradicionales o nuevos en tu zona, estas son cuatro razones por las que los insectos comestibles deberían formar parte del menú: 1.
  2. Son nutritivos.
  3. Los insectos comestibles tienen un importante valor nutricional y pueden ser un elemento saludable para incorporar a nuestra dieta.
  4. Ofrecen energía, grasa, proteínas y fibra y, según el insecto, pueden ser una buena fuente de micronutrientes, como zinc, calcio y hierro.

Los insectos también pueden ofrecer una fuente alternativa de proteína respecto de las carnes convencionales. Por ejemplo, una comparación entre la carne de vacuno y los gusanos de la harina muestra que, mientras que el contenido de aminoácidos y materias grasas de la carne es mayor que el de los gusanos de la harina, estos últimos contienen valores comparables de minerales, y el contenido vitamínico suele ser más elevado.

El conocimiento de la composición nutricional de los insectos comestibles puede reforzar su importancia en nuestra alimentación. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), junto con la Red internacional de sistemas de datos sobre alimentos (INFOODS), recoge, compila y difunde datos de composición de alimentos.

La Base de datos FAO/INFOODS de composición de alimentos para la biodiversidad es un repositorio mundial que incluye diversos insectos comestibles. Los datos precisos sobre la composición de alimentos aumentan la base empírica para sustentar el uso de insectos comestibles en favor de la seguridad alimentaria y nutricional y fundamentan las políticas y los programas de nutrición, salud y agricultura.2.

  • Son ecológicamente sostenibles.
  • Los insectos comestibles tienen múltiples ventajas para el medio ambiente.
  • Por ejemplo, la cría de insectos emite considerablemente menos gases de efecto invernadero que la mayoría de las demás fuentes de proteína animal y requiere sustancialmente menos agua que la cría de ganado.

Además, la cantidad de tierra necesaria para criar insectos es significativamente menor que en el caso de la producción animal, y los insectos son muy eficientes a la hora de convertir piensos en proteínas. Por ejemplo, los grillos necesitan 12 veces menos piensos que el ganado para producir la misma cantidad de proteína.

La cría de grillos ha evolucionado con rapidez en los últimos años en Asia sudoriental. Para garantizar que el aumento del suministro pueda responder suficientemente a las normas internacionales de inocuidad de los alimentos, la FAO, en colaboración con la Universidad Khono Kaen de Tailandia, publicó un manual titulado Guidance on sustainable cricket farming (Orientaciones para la cría sostenible de grillos).

Este manual aborda las lagunas en los conocimientos de los productores de grillos y los organismos gubernamentales a fin de garantizar la inocuidad e higiene de los alimentos.3. Ofrecen oportunidades económicas. Además de ser una fuente de alimentos, los insectos comestibles pueden proporcionar medios de vida e ingresos.

  1. Dado que la cría de insectos requiere un espacio mínimo, se puede realizar en zonas tanto rurales como urbanas, por lo que resulta ventajosa en lugares en los que otras actividades agrícolas no lo son.
  2. Los insectos comestibles también se transportan fácilmente y suelen ser fáciles de criar sin una capacitación especializada.

Por lo tanto, la cría de insectos ofrece oportunidades económicas a quienes tienen un acceso mínimo a la tierra, la formación y otros recursos. El sector de los insectos comestibles puede brindar oportunidades inclusivas respecto de los medios de vida a mucha gente en todo el mundo.

  1. La FAO presta apoyo a los países en sus iniciativas para producir insectos de manera sostenible y mejorar la seguridad alimentaria respaldando el desarrollo de las cadenas de valor de los insectos.
  2. Al proporcionar orientaciones relativas a las evaluaciones de la inocuidad de los alimentos y mejores prácticas para la cría y el consumo de insectos comestibles, la FAO está contribuyendo a colmar las lagunas de conocimientos y facilitando una vía para un sector alimentario subestimado.4.

Son un recurso infrautilizado. Puesto que la población mundial sigue creciendo, la producción de alimentos deberá aumentar, lo que inevitablemente ejercerá presión sobre la producción agrícola y sobre nuestros limitados recursos naturales. Necesitamos soluciones innovadoras para satisfacer la demanda mundial de proteína y otras fuentes alimenticias nutritivas, y la cría de insectos ofrece una oportunidad para ayudar a satisfacer esta demanda creciente.

  • Al tiempo que se reconoce su capacidad para contribuir a la seguridad alimentaria y nutricional, la inocuidad e higiene de los alimentos deben ocupar un lugar destacado en los debates.
  • En una publicación de la FAO, Looking at edible insects from a food safety perspective (Los insectos comestibles desde el punto de vista de la inocuidad alimentaria), se analizan las repercusiones para la inocuidad alimentaria asociadas a los insectos comestibles a fin de ayudar a establecer prácticas de higiene y fabricación en el sector.

Los insectos comestibles pueden ayudar a mejorar la nutrición y la seguridad alimentaria, crear nuevas oportunidades de medios de vida y apoyar los sistemas agrícolas sostenibles. Si bien ya se consumen en muchas partes del mundo, los insectos comestibles todavía tienen un gran potencial económico y nutricional que aún no se ha aprovechado plenamente.

Publicación: Edible insects: future prospects for food and feed security (Insectos comestibles: perspectivas futuras para la seguridad alimentaria y de los piensos) (en inglés) Sitio web: Insectos destinados a alimento y piensos en la FAO (en inglés) Sitio web: Inocuidad y calidad de los alimentos (en inglés) Sitio web: Looking at edible insects from a food safety perspective (Los insectos comestibles desde el punto de vista de la inocuidad alimentaria) (en inglés) Sitio web: Bases de datos FAO/INFOODS de composición de alimentos Publicación: Guía del usuario FAO/INFOODS (en inglés)

¿Qué país consume más insectos?

A principios de 2020, viajé a Laos y Tailandia, dos países del sudeste de Asia con una larga tradición entomófaga. Siempre que tuve oportunidad de hacer una parada en mercados que ofrecieran insectos comestibles lo hice, por lo que tuve la suerte de probar grillos pequeños y grandes, saltamontes, orugas de palmera, pupas del gusano de seda, escarabajos de agua y gusanos del bambú.

Durante el viaje interrogué al menos a 20 locales sobre el uso de los insectos en las dietas de los habitantes de estos países. La respuesta más común que recibí fue que estos alimentos eran consumidos mayormente por turistas, y en menor medida por tailandeses y laosianos, para quienes los insectos no representan un ingrediente habitual.

Recuerdo cuando en Chiang Mai, ciudad de Tailandia, le ofrecí a unos tailandeses del hostal donde me hospedaba una variedad de insectos que había comprado esa tarde en un mercado y su reacción fue ni más ni menos que de espanto y rechazo. Tailandia es uno de los países con el mayor consumo de insectos en el mundo, principalmente del sector turístico, el cual aprecia los insectos por su valor exótico y novedoso.

Fue así como pensé que si en Tailandia, país entomófago por excelencia, los insectos no son un ingrediente frecuente de la dieta de sus habitantes, al igual que en Laos y, probablemente, también en el resto de los países del sudeste asiático, entonces el número de consumidores de insectos a nivel mundial podría ser muy diferente al que conocía hasta ese momento.

Por primera vez, comencé a dudar de la cifra de 2 millones de consumidores mencionada por primera vez por la FAO en 2013 en su informe Edible Insects: Future prospects for food and feed security (“Insectos comestibles: Perspectivas futuras para la seguridad de alimentos y piensos”). Insectos Que Se Comen Tailandia es uno de los países con mayor consumo de insectos del mundo, principalmente del sector turístico, que los aprecia por su valor exótico y novedoso. Fuente: GettyImages Ese año comencé a revisar toda mi bibliografía acerca de insectos comestibles en busca de información que me permitieran hacer un análisis más preciso sobre el número de consumidores de insectos a nivel mundial.

Pero todos los artículos que ofrecían un cifra sobre el número de consumidores de insectos eran poco precisos o citaban el mismo informe de la FAO. Tampoco encontré nuevos datos en la publicación de la FAO titulada Looking at edible insects from a food safety perspective (Mirando a los insectos comestibles desde una perspectiva de seguridad alimentaria), publicada en 2021.

De hecho, ni siquiera se menciona la cifra de 2 mil millones. Ante la duda, decidí dejar de citar esa cifra, esperando que en el futuro aparecieran nuevas estadísticas que ofrecieran otro acercamiento al número de consumidores de insectos en el mundo.

Finalmente, en 2022, encontré una respuesta, Cinco investigadores que habían sido autores del reporte de la FAO en 2013 publicaron un breve artículo titulado How many people on our planet eat insects: 2 billion? (“¿Cuántas personas en nuestro planeta comen insectos?¿2 mil millones?”), replanteando la cifra de los dos mil millones de consumidores de insectos.

Los investigadores intentaron comprobar de dónde procedía dicho número. Aparentemente, fue introducido por uno de los autores refiriéndose a una publicación no científica, que no pudieron rastrear hasta su origen. Para estimar el total de la población mundial que consume insectos, los autores sugieren considerar cuatro interrogantes: 1) ¿cuándo consideramos a una persona consumidora de insectos?, 2) ¿qué porcentaje de una población nacional come insectos?, 3) ¿cómo cambia el consumo de insectos a lo largo del tiempo?, y 4) ¿qué se considera un insecto comestible consumido? Considerar a una persona como “entomófaga” tiene que ver con la frecuencia de consumo de insectos. Insectos Que Se Comen La cifra de 2 mil millones de consumidores de insectos mencionada por FAO en 2013 es una sobreestimación y un valor más posible podría estar arriba de los 100 millones. El artículo concluye que con la falta de estadísticas sobre insectos comestibles, es casi imposible calcular una cifra precisa de cuántas personas comen insectos a nivel mundial.

En los países que están etiquetados como comedores de insectos (Tailandia, Laos, Vietnam, China, Nigeria, El Congo, Ghana, México, Brasil, etc.), lo más probable es que sea un subconjunto de la población total. Además, parece que el consumo de insectos recolectados está disminuyendo, a su vez que las crecientes granjas de insectos están aumentando el número de consumidores en países occidentalizados.

Por lo tanto, la cifra de dos mil millones en el informe FAO parece ser una sobreestimación. Un valor más posible podría ser de más de 100 millones. La cifra de 2 mil millones de consumidores de insectos mencionada por la FAO en 2013 parece ser una sobreestimación y un valor más posible podría ser por encima de los 100 millones.

El propósito de este escrito es divulgar las nuevas declaraciones de la FAO sobre el total de la población mundial que consume insectos, a fin de evitar que se continúe citando la cifra de 2 mil millones mencionada originalmente en 2013, que, como ya se explicó, no se ha podido verificar. La nueva información brindada por los autores es sumamente valiosa para la comunidad científica, los emprendedores y la prensa.

Esperamos que en los próximos años nuevas investigaciones permitan estimar más precisamente el total de consumidores de insectos en el mundo. Fuentes citadas FAO (2013). Edibles Insects: Future prospects for food and feed security. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Roma, Italia.

  1. Disponible en: https://www.fao.org/3/i3253e/i3253e.pdf FAO (2021).
  2. Looking at edible insects from a food safety perspective.
  3. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Roma, Italia.
  4. Disponible en: https://www.fao.org/3/cb4094en/cb4094en.pdf Halloran, A., Klunder, H., van Huis., A., Van Itterbeeck, J.

y Vantomme, P. (2022). How many people on our planet eat insects: 2 billion? Journal of Insects as Food and Feed, 8 (1), 1 – 4. https://doi.org/10.3920/JIFF2021.x010

¿Quién es el rey de los insectos?

Rey de los bichos (Rey de los insectos en Hispanoamérica) es el tesoro 201 y último de la lista de tesoros de Pikmin 2. Se trata de Luis, el colega de Olimar en Hocotate, S.L., después de la batalla con la araña titán.

¿Qué insectos se consumen en Ecuador?

Los insectos que se consumen más son los Coleopteros, principalmente los escarabajos: Dytiscidae, Gyrinidae y Hydrophilidae; y los Lepidópteros como las orugas: Imbrasia belina y Omphisa fuscidentalis: Pyralidae.

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